Capitulo 12

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Sabela fue esquivando a todas las personas del club en busca de Marilia. Tras un rato, la vió salir del local. La canaria estaba andando de un lado al otro ya que el alcohol no le ayudaba en estos momentos. La gallega fue corriendo y le tocó el hombro.

- ¿¡QUE QUIERES PEDAZO DE CERDO!? - gritó mientras sollozaba. - Ostras... Perdona Sabela, pensaba que eras... - y empezó a llorar muy fuerte.

- Marilia, tranquila cariño - dijo mientras la abrazaba.

- Es un cerdo. Era la novia de Miki. Helena. No le es fiel ni a su mejor amigo. - seguía llorando.

- Cielo, no te merece. Tú tienes que estar con alguien mejor, que te sepa escuchar y que te valore como la belleza que eres. - tras decir eso, notó que se dejó llevar ya que Marilia la miró con una expresión que nunca había visto. La canaria se empezó a acercar lentamente a la gallega (que estaba muy tensa) y le besó la mejilla. Se sentaron en la acera y estuvieron en silencio hasta que oyeron unos gritos.

- ¡MARILIA, NO ES LO QUE PARECE! ¡YO TE QUIERO!

- ¡CLARO QUE ME QUIERES, PERO COMO UN JUGUETE! ¡NO LE ERES FIEL NI A TU MEJOR AMIGO, VETE A LIARTE CON SU NOVIA! ¡QUE GRACIA ME HARÁ CUANDO ESTÉS SOLO YA QUE NO CUIDAS A NADIE! - durante esas últimas palabras se le saltaron unas lágrimas que Sabela consiguió secar.

- Marilia tranquilízate. No vale la pena. ¿Quieres volver al campus? Aviso a todas y les digo que nos hemos ido. No hay problema.

- No quiero molestarte Sabela.

- Tranquila, tampoco me apetecía mucho salir - mintió la gallega. Llevaba unos días deseando salir de fiesta para emborracharse y olvidarse durante unas horas de que estaba enamorada de alguien que no le correspondía. No le dió tiempo ni a beberse tres copas. - ahora pido un taxi.

Tras unos minutos, el taxi les recogió y les dejó en la universidad. Por el camino, Sabela avisó a todas por el grupo. Subieron las escaleras del edificio y, cuando Marilia iba a irse a su planta, Sabela le habló.

- Eh... - dijo rascándose la nuca - ¿quieres dormir conmigo? Es porque Joan es tu vecino y eso... Si te apetece...

- Claro que me apetece. Y encima, creo que voy a vomitar en breves. Corre.

Ambas corrieron y llegaron a tiempo al baño de la gallega. Allí tuvieron una breve conversación.

- Madre mía Marilia. ¿Cuánto has bebido? ¿Dos botellas?

- Una. Es la primera vez que me emborracho. Creo que no voy a beber nunca más...

- Por eso dicen que las promesas sirven para romperlas, ¿No? - y ambas rieron. Salieron del baño y Marilia empezó a quitarse la ropa.

- ¿Marilia, que haces?

- Cambiarme. ¿Me dejas un pijama?

- Eh... Claro. Sí sí. - agarró uno de su armario. - Toma.

- Gracias - y le dió un beso en la comisura de la boca. La gallega se sonrojó por la acción de la canaria.

Ya las dos cambiadas, se metieron a la cama, pero ninguna tenía sueño. Decidieron hablar un poco y hacerse un montón de selfies para subir el ánimo de la del pelo rizado.

- Sabela.

- ¿Que?

- ¿Como lo haces?

- ¿El que hago?

- Animarme todo el rato, en momentos buenos y malos. Eres mi mayor apoyo aquí dentro. Te quiero muchísimo.

- Yo también te quiero Marilia.

Y de repente, la canaria de dió un corto beso en los labios. La gallega no pudo pegar ojo en toda la noche, lo contrario que Marilia ha que a los cinco minutos su respiración era muy pesada.

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Muy random todo

~❤️~

Como quieres que te quiera | SabiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora