Capítulo 1

34 7 5
                                    

Me preguntaba todos los absurdos días de mi vida que puede hacer una recién graduada de veintitrés años de artes platicas en la ciudad ¿brillante? La llamaré así porque en realidad no recuerdo como le dicen, mis pasos son cortos como todos los días para fastidiar a las personas, me parecía mi mejor hobby hasta el momento, necesitaba amigos, no, me gusta mi soledad, necesitaba un novio, no, eso es un anexo a las patéticas personas que piensan que el amor es la solución para los problemas, necesitaba un perro, no, soy tan mala cuidando de mi misma que ese pobre cachorro terminaría muerto como yo, necesitaba un trabajo en lo que hago, si, ese se merece un rotundo sí.

Ya estaba fastidiada de trabajar en la biblioteca de mi sector, amo leer, amo conocer nuevos mundos pero no es mi trabajo soñado. Amo crear pinturas, hablar de arte, promover el arte, yo englobo arte a todo el que me rodea, que son mi madre y mi abuela. Estoy sola en esta ciudad así que no tengo a quien influir. Desearía vivir en la Edad de Da Vinci donde valía un carajo ser un viejo solitario, enserio, necesitaba amigos, ¿o no? Yo misma podía darme los mejores consejos de vida, de odio, de salvación nunca de música horrenda.

Sigo caminando hasta que me encuentro con mi cosa o persona favorita, amaba a ese ser, individuo o como se quiera llamar, era un niño de ojos castaños y un pelo tan sucio como el mío cuando pintaba, siempre lo hacía dormir en mi sala, era un niño sin familia, sin nadie. Casi como yo. Casi porque aunque no hablaba con mi pequeña familia desde hace años sabía que siempre contaba con ellas.

—Rata, debías estar más tarde, no he terminado la cena— digo, él sonríe como siempre cada vez que me ve, me agrada no lo puedo negar. Su humor es muy raro como el mío.

—Cobra, ya se me acabó los dulces, y me da un poco de sueño.

Su cabello me gustaba porque se parecía a un brócoli y sus ojos eran azules que me parecía un océano, deseaba tener la fuerza de ese pequeño después recordaba que tenía más que soportar que ese niño que era con la única persona que hablaba.

—Debería cobrarte una renta, pero sé que sería ilegal.

—Aunque eres una bruja amargada, eres buena y no me cobrarías renta si pudieras.

— ¿Gracias? Eres un mocoso agradable.

—Tú no te quedas atrás Nekane, agradezco que hagas esto por mí.

Hace mucho tiempo no escuchaba esas palabras, pero siento que él es sincero.

—Yo no tengo nada que agradecerte pero espero una recompensa cuando seas millonario.

—Já, eres una sucia interesada.

Abro la puerta principal y el olor a húmedo nos golpea a los dos que arrugamos nuestra nariz. Este era mi hogar bueno, nuestro.

—Sam, cierra la puerta—digo cuando paso a abrir las ventanas para que se vaya el olor.

—Claro, Nekane, porque no consigues un lugar más adecuado.

—Oh, pequeño roedor, no tengo dinero suficiente para poder costearme un lugar mejor.

Era una sola habitación con un baño que compartía con Sam, necesitaba otro lugar si quería que el pequeño tenga donde dormir, mi madre hizo lo mismo conmigo y siento esa conexión fuerte con este ser, simplemente está ahí.

—Podría ayudar, sabes que gano algo de dinero.

—Ya te dije eso es para tus estudios, no soy una ambiciosa, además debes estudiar o te convertirás en un sucio vagabundo.

—Lo sé, no quiero eso, mi madre no hubiera querido eso—sus ojos se llenan de lágrimas, mierda, sé que es un punto sensible para él, no sé muy bien su historia pero es un guerrero.

Corazón RotoWhere stories live. Discover now