CAPITULO II - GIRO INESPERADO

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  Jardín de rosas anaranjadas, canal de orquídeas, bellotas de frambuesa y flores de sol; supongo que ya le encuentras sentido a esta ruta, yo también. 



La frase "si quieres resultados diferentes haz cosas diferentes" me parece muy trillada y torpe, aunque no por esto deja de ser cierta y veraz, tan verás como aquel día que decidí hacer cosas diferentes, tal vez por mi torpe y corta memoria, o porque decidí salir a pesar del torrencial aguacero que caía del cielo; bueno, supongo que no decidí hacer cosas diferentes, más bien mi corta y torpe memoria y un día lluvioso me jugaron una mala pasada,  en vez de doblar a la izquierda en dirección hacia las bellotas de frambuesa giré a la derecha en dirección hacia lo que yo llamaba "la nada" no por el hecho de que no existiera nada, más bien porque mi corta y torpe memoria no tenia la capacidad de retener más de una ruta de vuelo. 



Y ahí me encontraba en un lugar "totalmente desconocido" (que de hecho antes de iniciar el lustro de esta historia había volado unas 19 veces). El lugar estaba lleno de impurezas, raíces malas y venenosas y se veía que era poco frecuentado por los molestosos visitantes que iban a fotografiar las bandadas (grupo de aves) típicas de mi hogar o a oler las fragancias que yo había ayudado a construir, antes me causaba impotencia, pero llega un momento donde te resignas y aceptas que eres parte de un enorme jardín que no puedes podar a tu gusto, solo resta hacer tu parte. 



Y estando allí me sentía raro, no sabia porqué, supongo que por el hecho de estar totalmente empapado, o porque en días lluviosos no dejaba de pensar en las espinas que una y otra vez habían penetrado mi pico, y en las amargas bellotas que ya habían pasado por mi lengua, podía haber sido eso, o tal vez el hecho de que me dí cuenta que había tomado un giro a la derecha y no a la izquierda en dirección de las frambuesas. 



Hice un majestuoso giro inverso lateral de 180° grados para corregir mi dirección y lo que era un típico giro corriente se convirtió en una precipitación hacía el suelo lleno de malesas; mi torpe y corta memoria me habían impedido recordar que con el agua tu cuerpo se vuelve más lento, o que no había pasado por las bellotas de frambuesas, mi principal fuentes de calorías, estaba exhausto y mientras caía precipitadamente creí que sería mi final, la gravedad haría el resto y caería aplastado contra el suelo, o eso pensaba, hasta que mi ligero cuerpo cayó suavemente entre la maleza y las yerba mala, había caído, pero estaba vivo! 

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