Hay cosas que son consideradas antítesis (que no es más que la contraposición de dos juicios o proposiciones), como lo contrapuesto que se veía un animal diseñado para ser volátil y dominar el arte del vuelo estrellado en un suelo lleno de malezas y mojado, o lo contrapuesto que se veía esa pequeña planta con un enorme follaje pero con un diminuto cuerpo, era gracioso de ver en ese sentido, pero a la vez un poco triste porque parecía un poco carente de identidad, estaba rodeada de malezas y necesitaba ser limpiada.
Volviendo al tema de la antítesis, si conocen un poco acerca de la anatomía del colibrí sabrán que somos una antítesis andante, somos las aves más pequeñas del mundo animal, tenemos la capacidad de volar hacia atrás y hacia abajo, y nuestros corazones pueden alcanzar un máximo de 1,200 latidos por minutos, soy increíble lo sé!. Estas cosas pueden parecer contrarias a la lógica y a los límites que aparentemente nos imponen nuestros diminutos cuerpos. Si por eso lo de "antítesis andante".
Una cantidad tan grande de aleteos y movimientos transversales demanda un consumo de energía y calorías increíble! En pocas palabras si el colibrí no consume néctar, muere.
Así que pongamos las cosas en contexto, ahí estaba yo moribundo y en el suelo debido a un giro que no debí dar, ya con pocas fuerzas y con una vista no muy agradable, la de una pequeña planta que era llamativa por su follaje pero no por sus frutos o tamaño (ambos inexistentes) y que al igual que yo su vida tarde o temprano iba a finalizar ya que sería arropada por las malezas del lugar, ironías de la vida, dos moribundos que tarde o temprano tendrían el mismo destino, aunque bueno, uno por la toma de sus propias desiciones y otra porque sencillamente las circunstancias de la vida la habían forjado así.
Lo curioso de todo es que no tenía las fuerzas suficientes para retornar a mi extraña ruta, pero tampoco mis fuerzas eran tan pocas como para sólo cerrar los ojos y aceptar que sería abono de la tierra, así que porqué no hacer una última acción épica? Porque no salvar una pequeña planta rarita. Pues así lo decidí! Levanté un último vuelo en honor a la desensia y en favor de una extraña plantita que acababa de conocer, quité las plantas malas, con mis propias alas alejé los pequeños bichos raros y al finalizar de todo quedé exhausto, sólo me dejé caer a su lado y cerré mis ojos para por fin aceptar que sería abono, nisiquiera me percaté de lo hermosa que era y de qué era más que una simple plantita, era una exótica flor que aún no había llegado su tiempo de florecer pero que a pesar de esto tenía mucho que dar, podía ser un feliz abono, la había salvado.
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Colibrí de rutas extrañas.
Short StoryColibrí de corta y torpe memoria, comparte sus rutas extrañas y cómo un encuentro inesperado cambia su forma de percibir la vida.