Estoy emocionada. Voy camino a la casa de Catherine para maquillarme y ponerme mi disfraz. Catherine me dijo que estaba lindísimo, que hasta lo envidiaba. Espero que esté hermoso, aunque cuando Catherine me dice algo, nunca me miente; por eso es mi mejor amiga.
Ya llegué a la casa de mi amiga, ahora a arreglarme...
Estoy lista para salir a bailar, disfrutar la fiesta y, por supuesto, hacer amigos. No entiendo por qué mi amiga me arregló y no me dejó observarme en el espejo para ver cómo quedó el disfraz o el maquillaje.
Todos me miran con cara de burla o se ríen de mí. ¿Por qué me miran y se ríen? ¿Acaso me veo muy mal? Pero mi amiga me dijo que me veía hermosa, que yo sería la que más brillaría en la fiesta.
Entonces fui a observarme al espejo. Sentía las miradas de burla y me sentía triste. No pude más y rompí en llanto.
Al mirarme en el espejo, noté que estaba horrible. Luego vi que mi mejor amiga se burlaba de mí y me fotografiaba con el propósito de hacerme la burla en la secundaria.
No pude más y me marché. Al llegar a casa, sequé mis lágrimas y seguí caminando. Pensando que mi madre ya estaba dormida, fui a la hamaca del patio para reflexionar sobre qué le hice a mi amiga para merecer esto. De pronto, mi madre se acercó y me abrazó, luego me preguntó cómo me había ido en la fiesta y yo respondí entre sollozos:
—¡Me fue horrible, mamá! ¡Mi amiga me humilló subiendo fotos de mi horrible disfraz y maquillaje, y me humilló frente a todos sus amigos! —se lo dije rompiendo en llanto.
Mientras mis lágrimas caían, el semblante de mi madre se iba tornando rojo, lleno de furia. Empecé a arrepentirme de haberme desahogado con ella. Quizás su mente estaba maquinando cómo vengar el hecho de que a su hija la hubieran tomado de burla su mejor amiga.
—Ahora mismo voy a hablar con su madre, hija, no te preocupes —dijo mi madre mientras se ponía de pie camino hacia dentro de la casa.
Me levanté lo más pronto que pude y detuve su paso.
—No, mamá, no necesito que me resuelvas mis problemas. Yo lo resolveré, te lo aseguro.
Mi madre no parecía tan convencida, pero decidí arriesgarme a que respetara mi decisión. Al final de todo, ella siempre estaba para mí, incluso después de su divorcio. Éramos ella y yo contra el mundo...
Al día siguiente, hablé con Catherine:
—Hola, Catherine.
—¿Qué quieres? —contestó furiosamente.
—Quiero pedirte que no subas las imágenes.
—¿Así? Y si lo hago, ¿qué? —contestó desafiante.
—Te reportaré por todo lo que me hiciste ayer. Incluso haré que te expulsen —le contesté, tratando de mantener la calma aunque por dentro estaba todo menos tranquila. Mis piernas parecían gelatina y, por alguna extraña razón, pasé de la noche a la mañana, literalmente, de querer a mi mejor amiga a temerle.
—Está bien, no las subiré entonces. ¿Algo más, su majestad? —respondió de forma sarcástica. Parecía que, por su tono, subiría las fotos ignorando mi petición.
Lo único que me quedaba era esperar a que no lo hiciera. Así que decidí preguntarle algo que rondaba mi cabeza e incluso ni siquiera me dejaba dormir.
—Sí. ¿Por qué me humillaste ayer? —Inquirí con un nudo en la garganta, reviviendo el dolor del día anterior— ¿Qué te hice para merecer esto? —volví a preguntar, deseando una respuesta sincera a ese dilema que tenía a mi mente tan ansiosa.
—Sabes qué... —murmuró Catherine, pensativa. Luego me observó por primera vez durante toda la conversación— te lo voy a decir —sonrió maliciosamente.
—Está bien, dime. Quiero escucharlo.
—Mi novio me dejó por tu culpa.
—¿Qué? —inquirí sin poder creerlo— Eso no puede ser verdad.
—Oh, sí —respondió con reproche—. ¿Y por qué no? —preguntó molesta.
—Porque él te amaba —dije, siendo obvia.
Catherine rió ante mis palabras y negó con la cabeza.
—No me hagas reír. Él no me amaba. En realidad, te amaba a ti. Supongo que siempre lo hizo —me observó de pies a cabeza, reparando en mi rostro con una expresión de desdén— y me desquité contigo por eso y seguiré haciéndolo. Es una promesa, Alexa —declaró con desdén.
En ese momento, quedé en shock mientras Catherine se levantaba de su asiento y se marchaba. Esa fue la última conversación que tuve con ella. Después de ese diálogo, Catherine cumplió su promesa. Continuó desquitándose conmigo, lanzándome indirectas y haciendo que nadie del salón ni de la escuela me hablara, diciendo que yo era una mala amiga y una ladrona de novios.
Pasó el tiempo y eso no hizo más que empeorar. A medida que avanzaba el tiempo, su rabia crecía, al igual que su venganza. No se conformó con afectar solo a nuestro salón; habló mal de mí por toda la escuela y en redes sociales. Y no solo se detuvo ahí; publicó videos en TikTok, haciendo que mi nombre se conociera en otras escuelas sin siquiera conocerlas. Era acoso psicológico y cibernético. Lo soporté solo un año. Pensé que ingresar a la preparatoria cambiaría mi destino. Lamentablemente, mi madre me inscribió en la misma preparatoria que Catherine y, también lamentablemente, nos tocó el mismo salón...
Sabía que el ambiente seguiría igual o empeoraría. Podía denunciarla, podía decirle a mi madre y ella haría algo al respecto. Pero simplemente dejé pasar las cosas. Pensé que Catherine se calmaría con el tiempo. Pero cada día, su odio hacia mí crecía. No quise proceder a afectarla más, porque al final, en algún momento, ella había sido mi mejor amiga.
![](https://img.wattpad.com/cover/2015096-288-k46620.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Enamorándome de un Príncipe
Teen FictionEn medio de la fascinante atmósfera de España, Alex, una joven mexicana, se encuentra en un viaje emocional que va más allá de las fronteras geográficas. Enfrentada a las complejidades del amor y la adolescencia, Alex descubre que los corazones no e...