Hay veces en que la gente no logra salir de su estupor; a veces es simplemente porque la sorpresa los llena, los embelesa de manera tal, que no quieren perderle: rellena un espacio vacío.
Hoy la marea es baja. El sol se pone a mi espalda, la suave y salada brisa anunciante de la noche me invade completamente, de cabeza a pies. De a poco, la luna aparece en escena y la marea con ella. Ambas gobiernan sobre mí. Sobre ti. Sobre nosotros. ¿Por qué la estás mirando, allá, en lo alto? ¿Qué esperas que te diga la luna? La marea está alta, mas no hay nada alrededor, ni un soplo, ni un sonido; todo parece tan perfectamente irreal.
—¿Puedo decirte algo?
—Por supuesto —asientes sin dejar de mirarme, nunca dejas de hacerlo.
—No sé si te lo han dicho alguna vez, pero escondes una sonrisa. ¿Por qué no la dejas ir?
—¿Esconder una sonrisa? —alzaste una ceja— No estoy sonriendo, ni siquiera pensaba en algo que me hiciera sonreír.
—Sé que no lo estabas haciendo, pero tienes una sonrisa escondida, justo aquí—llevé un dedo hasta la comisura de tus labios, instintivamente lo besaste—. Está escondida, como si quisiera salir pero tú no se lo permites. ¿Por qué?
—No lo sé—te acomodaste quedando de costado y te pegaste más a mi cuerpo—. Es la primera vez que me dicen algo así.
—Creo que es lindo. Es como si estuvieras listo para reaccionar a cualquier situación con una sonrisa—acaricié la comisura de tus labios con mucho cuidado.
La marea subió, subió inmensamente hasta tocar mis pies y continuó lentamente por mis pantorrillas en el preciso momento en que liberaste esa sonrisa. Esa simple acción ha liberado la mía, la cual nunca parece estar ahí.
Ahora el agua llega casi a mis caderas y planea seguir subiendo. Me inunda, la marea llega al tope de mi cuello y me deja ahí, flotando, en cuanto siento un suave y delicado beso tuyo en mi frente y tus suaves manos acariciando mi cabello. Cierro los ojos, me invade un sentimiento tan nuevo, tan auténtico, que lo desconozco. Con un último suspiro profundo me avisas que estás por entrar en el mundo de los sueños y este extraño sentir me hace querer acompañarte.
Finalmente, la marea sube a los niveles esperados, envolviéndome completamente en sus aguas.
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Marea.
Short StoryAsí como la marea es controlada fuerza de gravedad de la Luna y el Sol, nuestras emociones suben y bajan según nuestro propio ser y quienes nos rodean. Pero, ¿cómo llegan a controlarlo?