Capitulo 2.

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No sería un buen día, lo sentía, desde que despertó sintiendo el cuerpo y la mente pesados, desde que consideró quedarse en casa en vez de ir al hospital.

Desde qué vio con odio los reflejos del sol que se colaban por su ventana.

¿Por qué olvidó cerrar las cortinas?.

Se levantó con desgana, se duchó con pesadez, apenas si tocó su comida, y caminó hacia el hospital sin sonreír a nadie.

Lo peor, era que a pesar del sol, sentía un doliente frío en su interior, exactamente igual al que sintió cuando Sasuke se marchó por primera vez, exactamente igual al que sintió cuando casi la asesina.

Pero no tan intenso como cuando creyó que Naruto moriría.

Naruto. ¿Por qué pensaba en Naruto?.

Naruto no era una persona a la que debiera relacionar con el frío, esa característica era más apropiada para Sasuke.

Sasuke.

Y ahí estaba ese frío de nuevo.

Había llegado, ya estaba en su consultorio, firmando papeles y organizando suministro de medicamentos.

—¿Qué? –habló con desdén sin despegar la vista de sus papeles.

—Creí que no sabías qué estaba aquí, Fea.

Sakura rodó los ojos, no era un buen momento para ver esa sonrisa falsa en el pálido novio de su amiga.

—Te pregunté, ¿qué?.

—Así que estas de mal humor. ¿Estás en tu periodo menstrual?. Yo leí que...

—Sai... ¡¿Qué?!.

—Kakashi te espera en la Torre Hokage. –y desapareció en una nube de humo, antes de que se le clavara el puño de Haruno en la cara.

Se quitó la bata y se colocó sus guantes de combate, tal vez se trataba de una misión.

Y así era.

Tras correr por los tejados, llegó a la Torre, Kakashi la hizo pasar.

—Hace un tiempo que no iba de misión.

—Pues hay que cambiar eso.

—¿Qué debo hacer, Hokage-sama?.

-—Sakura, preferiría que no me llames así, ya te lo he dicho antes. -- sonrió bajo la máscara.

—Bien, Kakashi-sensei.

—Así está mejor, ahora, tienes que partir a Suna, el Kazekage contrajo una enfermedad extraña, según la carta que su hermana ha enviado, dice que presenta intensos dolores de cabeza y otras características nada favorables. Y han especificado que te quieren a ti como médico.

—Temari me da mucho crédito. --respondió sonrojada.

—Bueno, ha sido Gaara, más bien, el que se niega a ser atendido por alguien que no seas tú.

—Oh, pues bien, no fallaré.

-—No espero menos de ti, en cuanto termines puedes tomar un día de descanso allá y regresar después.

Sin más, la pelirosa corrió a su departamento, empacó su equipo médico y emprendió marcha a la aldea de la arena.

En el camino trataba de despejar su mente, pues su negativa actitud podría afectarle en su trabajo y no quería defraudar a nadie.

(...)

Tiempo récord, dos días le habían tomado llegar, para su suerte Kankuro pasaba cerca y le facilitó entrada.

Y fuiste tú...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora