Capítulo 5.

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-Llegamos. - suspiró el rubio, con gran alivio, al fin se libraría del mocoso.

No pasaron ni 5 segundos cuando un jóven, de menor edad a ellos, se acercó corriendo, era castaño de ojos azulados, éstos reflejaban preocupación.

Sin decir nada, arrebató al niño de Sakura, y lo llenó de besos.

-¡Papi!, ¡ella me trajo! - el niño apuntó a la pelirosa con mucha alegría.

El jóven la observó, bajó al niño.

Naruto miraba mal al pequeño, ¡él también lo había traído a casa!.

El jóven tomó una mano de Sakura y la llevó a su pecho, Naruto estaba apunto de clavarle un kunai en el trasero.

Sakura se sorprendió ante el gesto, no sabía cómo interpretarlo, más porque el jóven no decía nada. Ella sintió los latidos acelerados de él, y cómo iban tomando un ritmo normal.

Observó al niño, luego al muchacho, ¡ahora lloraba!.

Entonces lo entendió.

Él estaba agradecido, quería que ella sintiera como su inquietud se esfumaba desde que tenía a su hijo de nuevo.

Naruto no entendía que pasaba.

-De nada. - Sakura sonrió cálidamente.

Antes de que Naruto dijera algo, un anciano con ropas finas salió, a su lado una bella jóven, rubia con ojos mieles.

-¡Ninjas de Konoha!, ¿cómo les agradezco que trajeran a mi nieto a casa? - preguntó llegando hasta ellos.

-¿Sí conoce el dinero?. - Sakura le dio un codazo al rubio.

-Cállate Naruto. No se preocupe señor feudal, sólo cumplimos nuestro deber, pero sería bueno que tuvieran más cuidado con el pequeño.

Notaron como la rubia rodó los ojos, al contrario del muchacho, qué asentía avergonzado.

-¿Oíste a la ninja, Mizue? Deberías escucharla a ella, parece ser alguien responsable. - al parecer el feudal era padre de la chica, y ella la madre del niño.

-Como sea, ¿Ya está aquí, no?. - ella restó importancia al asunto.

Se acercó a Naruto, pestañeó coqueta.

-Dime tu nombre, ninja de Konoha.

Sakura no necesitó ponerla en su lugar, Naruto lo hizo.

-Soy Uzumaki Naruto, ella es Haruno Sakura, y él, - señaló al jóven. - es tu esposo, ¿o me equivoco, señora Mizue?.

La rubia se quedó boquiabierta, estuvo apunto de jalonear a su hijo, pero el muchacho lo cargó antes.

-¿Gustan pasar a comer?, deben estar agotados. - recomendó el feudal.

Ambos asintieron, observaban en el camino como el jóven era muy cariñoso con el niño, a diferencia de Mizue.

-¿Él no habla mucho verdad? - preguntó Naruto.

-Oh, mi yerno, su nombre es Hanada, sus capacidades son algo... Limitadas, sobre todo en el habla.

Lejos de mirarlo con burla o desprecio, el feudal veía al chico con cariño.

-¿Es así de nacimiento? - quiso saber Sakura.

-Sí, pero eso lo hace muy especial, es un muchacho muy noble...

-E inútil. - la rubia se cruzó de brazos.

Naruto se molestó al ver que Hanada inclinaba la cabeza con tristeza.

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