ATORMENTADO

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En la gran jungla, donde todo es oscuro, donde nadie entra y de donde todos corren; hay dos grandes lumbreras que me persiguen siempre y no me abandonan nunca.

¿Serán estos los ojos del monstruo que todos temen? ¿Será sólo una ilusión mía? Las luces me persiguen, no me dejan, no descansan.

“¿Alguien ha visto el monstruo?”  Pregunté desesperado. Nadie lo ha visto, todos le temen.

¿Alguien le ha hablado? ¿Ha recibido respuesta? Nadie nunca se acerca, nadie habla ni pregunta, nadie cruza la cerca.

Las luces no se cansan, no se agotan, no se apagan, me persiguen, me atormentan.  No las veo siempre, pero, sé que  siempre me ven.

Estoy cansado del monstruo ya no aguanto, me incomoda. No se cansa, me persigue, no soporto, me presiona.

¡Voy a hablar con el monstruo! Aunque le tema, aunque me aplaste. Ya no quiero sufrir tanto, voy a hablarle ¡Qué se acabe!

El monstruo no me contesta, solo mira sin palabras. El monstruo aún me atormenta, no se acaba, no se acaba.

¿Por qué me miras gran monstruo? ¿Qué te hice? ¿Qué te pasa?

El monstruo no me contesta, no se acaba, no se acaba.

¡Estoy confundido! Mis emociones se juntan como las aguas de un río, ¡El monstruo me ha hablado! Me ha dicho que sufre, que siente la falta de alguien que entienda.

No le he contestado, me ha enmudecido, el monstruo me ha hablado, estoy confundido.

¡Al fin me he calmado! Y he dado respuesta, pregunto su nombre y no me contesta.

No responde mis preguntas, solo susurra constantemente: “Estoy sufriendo, yo también siento, nadie me entiende, todos me temen.”

Nunca me dice por qué me observa, solo susurra, solo repite. Nunca se cansa, nunca se cansa.

Los días pasan y yo me acostumbro a que me mire, a que me hable. Nadie lo sabe, si se enteraran, el monstruo es mi amigo, el monstruo me habla. Él también sufre, él también siente. Ahora lo entiendo, ahora lo aguanto.

¡Por fin me contesta el monstruo escondido! “Somos lo mismo,  siempre lo fuimos. Por eso te miro, por eso te hablo. Somos lo mismo, somos lo mismo”

Ahora lo entiendo, puedo sentirlo, somos lo mismo, somos lo mismo. El monstruo es bueno, no me persigue, solo me admira, busca un amigo.

Nadie lo entiende, aunque lo explico, el monstruo no es malo, somos lo mismo.
También lo son ellos, pueden sentirlo. Nadie lo admite, somos lo mismo .

No hay ningún monstruo, nunca lo ha habido, somos lo mismo, somos lo mismo.

Fue nuestra culpa al llamarlo monstruo, nunca lo ha sido,  siempre fuimos lo mismo.


Samuel Goris

LA LIBERTAD DE MIS SUSPIROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora