La vida del que muere

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Como la tinta sin vida o un instrumento tocando una nostálgica pieza,

como las lágrimas en los ojos de quien da una causa por perdida, igual que el que termina en el momento que empieza.

Como las muertas olas y la inocente luz, Como el suspiro de quien medita a solas, mientras construye su propia cruz.

Exactamente así, igual que una despedida sin necesidad, como un beso sin ganas, o un golpe sin intensidad, como las tenebrosas penumbras muriendo cada mañana.

Lo sabes, aunque no lo creas, que es lo mismo que la inspiración jugando al escondite o una carcajada larga y despreocupada. Como un sueño que se repite, sin el brillo de tu mirada.

 Como un baile lento y sincero que con cada paso despoja el alma, tal cual la necesidad de un sentimiento verdadero, o mil noches en calma.

Lo sé, aunque no lo crea. Que es idéntica al fuego y su chispa, un recuerdo antiguo, a una gota de agua en una triste pintura, como un corazón que odia sus latidos.

 Así, sin notas ni versos, sin infinitos ni perfectos, sin ataduras ni anexos, es como aún sintiendo que mueres, llenas de vida el universo.

LA LIBERTAD DE MIS SUSPIROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora