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Condujeron varias horas hasta llegar a un camino en dirección a un bosque.

Techno bajó del auto junto con Can y caminaron por un largo camino difícil de encontrar hasta un poco más lejos del centro del bosque, donde había una cabaña pequeña, cortesía de los padres de KengKla.

El pelirrojo entró y dejó a Can en una de las habitaciones. Esa cabaña había sido construida por la familia de Kla con el fin de pasar allí las vacaciones, pero de vez en cuando era usada por Can cuando su celo llegaba, porque Tin sabía dónde vive y como gran parte de la tarde él se quedaba solo, era mejor llevarlo a un lugar seguro.

—Le avisaré a tu madre sobre lo que pasó —dijo el pelirrojo en la puerta, posteriormente salió y cerró.

Escuchó las ramas romperse y al poco tiempo se quedó en silencio. Cerró los ojos y suspiró.

El lado bueno de aquella cabaña es que era acogedora y tenía aire acondicionado, asi que se levantó y lo encendió, ajustándolo en una temperatura fría para que lo ayudara un poco con los calores que su cuerpo estaba teniendo.

El día se paso muy lento, lleno de insufribles dolores, su celular se había quedado sin batería y había olvidado traer el cargador.

Cuando dió la noche, él se quedó dormido y soñó cosas muy lindas, rodeado de pequeñas risas, miraba a un pequeño algo dando pasos torpes y sonidos incoherentes... Pero el sueño cambió totalmente, ahora no estaba con niños, sino con Tin encima, ambos desnudos haciendo cosas realmente vergonzosas.

Se despertó agitado y soltó un jadeó al sentir de nuevo ese calor asfixiante.

"¿Dónde está Tin?"

Su lobo estaba muy mal, le rogaba lloriqueando que saliera de allí y buscara a Tin, pero Can no quería.

Se levantó de la cama y se dirigió hacia la puerta, porque estar encerrado lo estaba mareando. Abrió pesadamente y salió. Se sorprendió al notar que a pesar de ser muy tarde en la noche, la luna iluminaba gran parte del bosque y no se veía tan oscuro como pensaba.

Se recostó en el césped y pasó un brazo debajo de su cabeza, observando las estrellas que brillaban intensamente. Sonrió.

No notó cuando se quedó dormido. Se despertó al escuchar como alguien lo llamaba y con un dedo le presionaban la mejilla. Abrió los ojos y observó una cara muy conocida. Era Techno.

—¡P'! —Se levantó rápidamente y lo abrazó fuertemente.

—Tranquilo Can —le devolvió el abrazo y después le dió una mirada preocupada—. ¿Estás bien?

Can asintió varias veces. Su estómago rugió fuertemente, Can se ruborizó y poso una mano en esa parte; miró a Techno suplicante.

—¿Tienes hambre? —preguntó el mayor divertido. Can asintió—. Pequeño mono, vamos dentro.

La mañana con Techno se pasó rápidamente, pues el mayor lo distraía de la incomodidad que sentía, no del todo, pero si lo suficiente. Traía consigo comida y varios supresores para calmar los dolores.

—Err... Can —este hizo un ruido, dando a entender que lo escuchaba—. ¿Qué pasa con Tin?

Can levantó la mirada de su comida y miró a su mayor, confundido.

—¿A qué re refieres? —preguntó.

—Bueno... —Techno se removió, incómodo—. Él es tu destinado, ya sabes...

—P'No —suspiró algo molesto—. No entiendo lo que me dices.

—Quiero decir, ¿por qué no dejas que te ayude con el celo? —murmuró, observando a su menor.

Nytelse || TinCanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora