Sólo es... sexo

veinte

{ Antes de iniciar el capítulo, quisiera agradecer a todas las personas que siguen está lectura, y este capítulo se lo dedico a:
Jenifer_Pamela, gracias 🖤}
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Jimin

Sonreí como estúpido una vez nos separamos.

Me veía en sus ojos, ¿que veía en mi?

Sé que soy guapo, y estoy en forma, pero, para ser feliz, no necesitas de eso, la belleza está sobrevalorada. Mucho en realidad.

Mi carácter, es una mierda, ni yo me aguantaría, ni siquiera mi atractivo físico compensa el cómo soy emocional y socialmente, con el único en todo este tiempo que me sentía yo, era Yoongi, no sentíamos nada romántico por el otro, pero siempre estábamos juntos, éramos el escape del otro sobre nuestra realidad, él no pregunta nada sobre mí pasado y vida personal, yo tampoco lo hago. Así funcionamos. Y así está bien.

Escuchamos una risa acompañado de un click y para colmo un flash.
Maldito anciano, me voltee para encararlo pero ya se había escapado para la cocina, encima cobarde.

Miré de nuevo hacia Jungkook, estaba sonriendo, me acarició la mejilla, me veía tan dulcemente, y se sentía tan malditamente bien, que me acerqué y robé un beso, uno pequeño no duró más de tres segundos, nunca antes había sentido tanto calor en el pecho como  esta vez al hacer eso, quizás mañana tenga vergüenza, pero aún puedo culpar al alcohol, bueno, lo poco que tomé.

Jungkook se levantó, me tendió la mano y me ayudó a pararme, me tomó de la cintura y susurró en mi oído.

_sigo siendo un imbécil Jimin, espero algún día me perdones, pero por favor, no me dejes olvidar este momento_ me miró con súplica, y yo accedí. ¿Era...era esto amor? Creo que sí. De veras espero que sí.

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Ahora quisiera decirle que lo intenté, intente hacer que no olvidase de todas las formas posibles, dolió como el infierno que para él esa noche nunca existiera, se esfumó como su dolor de cabeza al día siguiente, al igual que el dolor en todo el cuerpo por estar tirándose de lado a lado, el único recuerdo que tiene el sobre esa noche, es que cogió el resfriado con el que se carga ya una semana, si, una semana, y ni una palabra, nada, ni sabe cómo llegó a su casa. No sabe que fuí yo, no sabe.

No sabe que esa noche robó mi corazón.

No sabe que ahora soy yo el que no deja de mirarlo.

No sabe.

Sí, me siento estúpido, me enamoré después de todas las palabras horribles que me dijo, pero pidió disculpas ¿no?… Eso cuenta ¿verdad?

Quisiera pedirle que me vea, como lo hizo esa noche, quisiera, que todo vuelva a pasar, quisiera que tan sólo por un momento, sólo uno, recordara, lo que me hizo sentir, pero joder, fue solo un beso.

Sólo eso.

Sólo un...beso.

Pero yo sentí más, y ví más que otras personas.

Lo ví a él.

Quiero preguntarle sobre esa noche, pero no sé qué decir, es demasiado patético.

Tal vez así es como las cosas deben ser, tal vez, y estoy mejor así, sin él.

Y tal vez, él está mejor sin mí.
Como todos.

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La memoria es algo en lo que no siempre puedes confiar, te falla.

La juventud, es vivir sin vivir, es caminar sin saber a dónde vas, es creer estar cuerdo cuando no lo estás.

Es ver cómo unos mueren y otros nacen, es estar en un punto medio, dónde hay dos opciones, seguir o estancarte, pero ambas con el mismo final, un final del que ni el más sabio o rico puede escapar.

"La muerte está a la vuelta de la esquina". Y no es broma.

No huyas de ella, porque no puedes, no le tengas miedo, pierdes tiempo, sólo vive, vive cada minuto y verás que al llegar a ella será como un descanso bien merecido.

Vive, y mientras vivas, ama, ama y ama, es lo que recordarás.

Una vez me dijeron que en la vida hay dos grandes amores:

El primer amor, el más inocente y bello.
Y el verdadero amor, del que no puedes escapar, una atracción tan fuerte que imposible que una vez juntos se puedan separar.

El destino no comete errores, se supone que ni va lo hace ¿cierto? sería muy desafortunado, sería lamentable, pero,  pero... ¿Y si lo hiciese?