6- Slytherin

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Sintió una inexplicable felicidad al ver la cara de Tom inundarse en orgullo y superioridad. Tom, como ya sabía Harry, fue sorteado a Slytherin; la casa de las serpientes. La casa por la cual Tom sintió preferencia al escuchar a Dumbledore explicar los rasgos de esta.

Harry aún esperaba impaciente a que gritaran su nombre para ser sorteado. A pesar de no ser su primera vez, para él es como si lo fuera. Pues, es como si volviera a ser un niño. Sólo que un poco atrás en el tiempo.

Vió como Tom tomó asiento en silencio en la mesa color plata y verde. Mirando a Harry, en espera a que ese sombrero viejo lo mandara a su casa. Porque era obvio que Harry debe estar a su lado.

Harry jugaba con sus dedos, nervioso mientras que sentía la mirada de Tom clavada en él. En algunas ocasiones, no puede evitar sentirse aún más nervioso cuando Tom lo miraba muy directo. Si bien, se acostumbró a ellas, hay veces donde el de ojos azules posaba, sin que se diera cuenta, una mirada más pesada que la que normalmente utiliza en él. Aunque era muy raro que eso pase, pues, sólo las dirigía hacia los demás huérfanos o hacia Dumbledore.

Tom detestaba a Dumbledore. A pesar de que sólo una vez tuvo la oportunidad de estar juntos -que fue cuando los visitó al orfanato-, al enterarse de que Harry desconfiaba del viejo, Tom inmediatamente empezó a detestarlo a tal punto que era incapaz de no bufar o no rodar sus ojos cada vez que empezaba a hablar.

Eso realmente sorprendió a Harry, pues, con el sólo hecho de él odiarlo, Tom también comenzó a hacerlo. Pero ahora más que sorprenderle, le causaba gracia ver su odio irracional hacia el vejete que -todavía- no le hizo nada en ningún momento.

Salió de sus pensamientos al escuchar a Dumbledore decir su nombre "Harry Evans", cerró sus ojos y suspiró para tranquilizar sus nervios. Se sentó en el banco y le colocaron el sombrero en su cabeza, cubriendo por completo su vista logrando ver al final la mirada ansiosa de Tom.

" Vaya, nos volvemos a ver, Potter"

Escuchó la voz tan conocida para él en su cabeza. Al escuchar su apellido, se tensó.

"No te preocupes, chico. No les diré nada a nadie sobre lo que encuentre en tu complicada cabecita. Lo tengo prohibido"

Suspiró relajado ante lo dicho. Golpeó sus dedos sobre los posabrazos del banco, con nervios.

"Vaya, posees la valentía de un Gryffindor, la inteligencia de un Ravenclaw, la lealtad de un Hufflepuff y por sobre todo, eres astuto y ambicioso como toda una serpiente. Realmente sorprendente, ¿eh? ¿Qué dirás esta vez? ¿Seguirás negando tu propia sangre o finalmente lo aceptarás?"

Movió su cabeza hacia un lado, confundido. ¿Negar su sangre? Que él sepa, sus padres fueron Gryffindors al igual que sus abuelos paternos. No entendía nada.

"Por favor, quiero arreglar mis errores. Quisiera quedar en Slytherin, donde tu me habías dicho que realmente pertenezco"

Pensó cerrando sus ojos con fuerza. Todo el Gran Comedor estaba en silencio, habían pasado diez minutos y el Sobrero Seleccionador aún no lograba escoger. Dejando algo sorprendidos a todos.

"Bien, parece que realmente maduraste en estos años. Sin duda, eres un gran Slytherin, chico. Grandes cosas esperan en tu futuro. Sólo no te dejes llevar por el rencor y la venganza, eso jamás trae buenas consecuencias. No desaproveches tu nueva oportunidad, Harry Potter. O más bien, Harry Evans"

El Sombrero rió y luego gritó fuerte y claro "Slytherin". La mesa de las serpientes aplaudieron y vitorearon con alegría, recibiendo a la cría de serpiente. Tom sonrió de lado con orgullo y se hizo a un lado pata que Harry se sentara a su lado.

El día de hoy, finalmente sería el momento crucial donde cada acción que él haga influirá enormemente en el futuro de Tom, y eso determinará si él caerá en la locura y en la maldad o si decidirá vivir en paz junto a él.

Jugó con el brazalete que Lucius le entregó, sin que nadie lo viera. Ahora deberá ocultar el objeto de los ojos de Abraxas. Sería un problema si él lo viera con el brazalete a su poder.

Mañana sería su primer día de clase. Por lo tanto, la rueda por fin empezaría a girar, y se asegurará de que esta gire a su favor y que Tom no caiga otra vez en la locura.

Adoraba a Tom. Es su amigo y ahora le resultaba difícil pensar que Voldemort se trata del mismo chico que conoce desde hace ya dos hermosos años. Realmente quiere a Tom y desea lo mejor para él. Por esto, evitaría a toda costa que él pierda su cordura y evitaría todo lo que le ha ocurrido al chico en su momento.

Voldemort no existirá, el Niño-Que-Vivió tampoco lo hará y Harry será feliz junto a Tom Riddle; el estudiante estrella de Hogwarts y el heredero de Slytherin.

Porque Tom es su amigo y su valentía lo empujaba a hacer lo posible para salvarlo, aún si tenga que matar al propio Dumbledore para hacerlo. Pero antes de eso, primero se asegurará junto a Tom de hacer de la vida de Dumbledore un verdadero infierno.

Después de todo, a pesar de que Tom sea alguien muy educado y tranquilo, Harry puede convencerlo de hacer hasta la peor abominación con sólo pedírselo. Y, si los dos odian al profesor, con más razón Tom se uniría a las típicas jugarretas del de ojos verdes. Y, además, a pesar de todo, Tom sigue siendo un niño y le divierte molestar a los demás aunque intente ocultarlo. Le divierte en especial si es en compañía de su pequeña serpiente.

Ahora, se da inicio a la misión No-Sin-Nariz -nombre que se le ocurrió a Harry mientras comía- y también a la misión Más-Canas-A-Dumbledore.

Serán unos divertidos y duros años escolares. Todo lo que él haga repercutirá al futuro del Riddle, así que se asegurará de que Tom se lleve unos buenos recuerdos y que, además, tenga una vida feliz a toda costa.

Sangre SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora