Te echo mucho más de menos porque este es nuestro lugar. Y tú no estás. Pero te veo en las hojas verdes y rojas cayendo con delicadeza, y te veo en los nombres grabados en los pupitres.
Te veo en las ojeras del profesor que habla de Economía en Irlanda, y en el nudo que hace mi corbata debajo del jersey. Te veo en los fríos desayunos y en los cambios de clase.
Te veo en lo alto de la montaña y en la espuma de las olas y en el frío y en las nubes y en la felicidad blanca y verde.
Te veo en las ventanas empañadas, y dibujo tu nombre. Pero eso no va a hacer que me medio sonrías cuando mis costillas me aprieten y mis gotas de agua se esfuercen por salir al océano.
Te veo. Y pienso que tú me ves.
Y es suficiente para seguir paseando feliz por las calles irlandesas.
Te quiero. Y creo que ya lo sabes, y quiero que lo sepas en todo momento.
P.D.: Los domingos paseo alrededor del lago escuchando nuestra canción y escribiendo una V, una C y una R en la hierba.