Secretos

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Cuando Mikasa descubrió lo que su esposo, Levi, hacia a escondidas sintió el aire abandonar sus pulmones y la impresión la golpeó de tal forma que ella seguía sin creerlo aún cuando la escena se desarrollaba frente a sus ojos.

La suave voz, aquella risa alegre.

¡Dios! ¡Jamás imaginó algo como eso!

Y su pecho se agitó, sintió el calor cubrir sus mejillas, pero sobre todo su corazón latió ferozmente, impulsado por la ternura de lo que tenía frente a ella.

Levi cantaba para el bebé, moviéndose de un lado a otro de forma graciosa, haciendo que el pequeño no dejara de reír.

Mikasa no se atrevió a interrumpir aquel momento. Solo se quedó quieta observando cada movimiento.

Mientras bailaba él dio una pequeña vuelta, encontrándose a su esposa en el proceso.

Mikasa vio como el bajaba los brazos rápidamente y ella no pudo evitar que una pequeña risa escapara de sus labios.

—Sigue, solo vine para guardar la ropa de Arthur.

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¿Qué?

A mí me encantó.

¿Y a ustedes?

Hasta pronto.

Drabbles RIVAMIKADonde viven las historias. Descúbrelo ahora