Drabbles RIVAMIKA

Corazones rotos

Mientras observa las calles de Shinganshina y el cielo cubierto de nubarrones amenazan una tempestad, la tormenta que se desata en su interior se asemeja a lo que anuncia el cielo gris.

Siente una angustiante sensación, una molestia en el pecho, no para de pensar en ella una y otra vez, y aunque intente llegar a la conclusión de que no importa, la verdad es que sí, importa y demasiado, tanto que lo destruye por dentro.

La ventana de su pulcra oficina es enorme, aún mantiene los ojos en la cuidad, que desde las alturas es simplemente hermosa, pero no más que ella.

Ella, la mujer por la que se está destrozando la cabeza no es nada más que una divinidad, un ser celestial, que cada tanto que ve, se siente como un pobre mendigo que se encontró con el ángel que acabará con su sufrimiento.

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—No quiero perderte — sentenció mientras sus manos acariciaban las suaves mejillas de la joven.

—Y no lo harás, Levi te amo — ella le regaló una sonrisa y un delicado beso en los labios — Te amo tanto, esto no es un adiós, es un hasta pronto — la mirada triste del hombre solo provocó que el corazón de la joven se oprimiera dolorosamente — Te amo tanto que estoy segura de que jamás podría olvidarte, por eso regresaré por ti — un beso cargado de ternura unió sus labios — Te amo Levi.

—Entonces no te vayas Mikasa, no me dejes — la abrazó, se aferró al delgado y suave cuerpo de su mujer, porque eso anhelaba más que nada, que fuera su mujer.

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Un suspiro escapó de los labios del hombre que se caracteriza por ser terriblemente malhumorado, los ojos le pican y presiona los dientes con furia, aguantando las ganas de llorar, se siente a la vez tan estúpido por ser el protagonista de aquella ridícula situación, donde un hombre serio, altivo y fuerte aguanta las ganas de llorar en la privacidad de su oficina.

Pero, al final es por ella, es por Mikasa y por ella todo vale la pena.

—No te olvidaré.

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—Ya hablamos de esto Levi, no hay nada más que desee que quedarme a tu lado, pero no puedo, mi familia no sabe de lo nuestro y si lo supieran, mi padre te mataría — el angustiado tono de su voz solo hizo que replanteara lo que estaban haciendo, pero aunque lo hiciera, él ya estaba enamorado y el hecho de que ella se fuera lo destrozaba por completo.

—No me importa, no quiero que te vayas. No ahora, no cuando más te necesito.

—Lo siento Levi — a ella le pesaba tanto como a él — Perdóname — ella se zafó de sus brazos y corrió tanto como sus piernas se lo permitieron.

Esa noche dos corazones se rompieron, dos almas se separaron.