Tras dejar mi refugio atrás nos dirigimos al lugar del que provenía, a la casa del único padre que conozco y me cuidó durante años. El principal problema no es que la Mártir me dijera que Noel estaba en peligro, sino el hecho de no poder aparecer en público dado que todos me conocen y han pasado diez años para todos excepto para mí.
No le digo nada a Zafiro ni a Kail sobre las palabras de la Mártir y de la advertencia de peligro. Todo esto es algo que solo yo debo hacer.
Por otro lado, noto mi corazón más y más pesado a medida que nos vamos acercando a nuestro destino. Sin dejar de sentirme una cobarde y una ruin, huyendo durante diez largos años de los ojos de la única madre que tendré. Pero la verdad no era tan simple como esa, aunque me excusé diciendo que no podía volver a casa porque al fin Taylor, mi padre había conseguido volver con Noel, lo cierto era es que solo tenía miedo de sentirme de nuevo fuera de lugar, fuera de sintonía.
Si cierro los ojos puedo imaginar la inmensa felicidad que tuvo que vivir mi padre al recuperar a Noel, yo que no quería hacerles más daño, vuelvo a ser el muro que los separa.
Cuando llegamos me siento tan pesada como una roca bajo el agua.
- Alessia.- Me dice con suavidad Kail.
- Solo entraré yo.- Digo.
Cierro los ojos en un intento absurdo de relajarme, respiro hondo por costumbre más que por necesidad, dejo ir por completo todo el aire de mis pulmones y vuelvo a abrir los ojos. Abro la puerta de coche y salgo, camino hacia la casa, subo las tres escaleras del porche y al llegar al frente de la puerta me paro en seco...
Al sentir, al oír, la dulce voz de los pensamientos de Noel.
No deja de preguntarse como estaré, que estoy viviendo y si realmente hizo todo lo posible por salvarme, si de verdad no tuvo más opción que el camino que eligió.
Sin más una idea descabella cruza su mente; usar su poder para colarse en mis sueños y verme, hacerme recordar que todos me esperan, que no hay nada más importante que mi felicidad, pero entonces recuerda que los ángeles no sueñan y un vacío se crea en su interior. Aunque sus pensamientos son tristes no puedo evitar sonreír ante la puerta cerrada que me separa de ella. Tan solo una simple y delgada puerta, después de tanto tiempo separadas por una distancia que parecía imposible de recorrer.
Pero esto solo lo hace más duro, aun deseando volver a verme, yo no dejo de pensar en las consecuencias que supondrán para ella, pero ¿qué más puedo hacer? La Mártir lo dejo claro, ahora todos los que me rodearon alguna vez están en serio peligro.
Pero no puedo, me es imposible volver al principio, no puedo volver a hacerle esto, no puedo.
Entonces siento una mano sobre el hombro y me giro. Veo a Kail, con ojos dulces. Me mira con una media sonrisa, como si ya estuviera complacido por la distancia que he recorrida, aunque solo sean tres escalones, no son solo escalones, es como el final de una larga espera y el inicio de lo que al fin tiene que terminar.
- No soy capaz de hacerlo.- Le digo totalmente en pánico
- Solo llama, es tu madre, independientemente de quien te digan que eres, para ella siempre serás su hija, simplemente.- Me sonríe.-Vamos.
Golpeo la madera de la puerta dos veces y poco después Noel la está abriendo.
Al verla siento que todo el dolor que me golpeaba se marcha, como si estuviera delante del Dorado o algún otro lugar. Mientras sus ojos profundos de color verde me miran, mientras observo su piel morena aterciopelada y su cabello negro caer por sus hombros.
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Muralla
FantasíaCONTINUACIÓN LIBRO SAUCE Alessia es un ser celestial que lleva diez años sufriendo su propio drama personal y que llegado el momento, siente que es la hora de hacer frente a su destino y seguir su camino, cueste lo que le cueste y le lleve hasta don...