Basurero De Sentimientos

Buena Hija

Llevo varios meses tratando de darle una vuelta a mi vida, después de haber pasado dos años sumidos en oscuridad.
Empecé por cosas físicas como redecorar la habitación, con otros muebles, otra cama... Para ello tuve que sacar todas mis cosas, seleccionar unas pocas que me quedaría, y meterlas en cajas. Fui poco a poco, pues con la universidad, la autoescuela y mi vida en general, no siempre podía o tenía fuerzas. Mi padre, mientras, me iba metiendo prisas, "cuanto antes acabes, antes podremos comprar los muebles" "estas tardando tanto que los muebles se van a descatalogar".
Yo hacía el menor caso, no iba a pegarme simplemente el lote de un día para sacar 10 estanterías hasta las trancas y los dos cajones de debajo de la cama en uno o dos días...
También, traté de cambiarme el pelo, cambiar mi mentalidad, de ser mejor persona, de organizarme, sacar buenas notas... Quería ser una nueva yo, y esto lo tenía que hacer completamente yo sola, y poco a poco lo iba logrando.

Por otro lado, una amiga y yo, un fin de semana decidimos ir a comprar juntas. Ella buscaba unos pantalones, y yo un abrigo nuevo. Cuando las dos fuimos a pagar a la caja, me di cuenta de que mi cartera ya no estaba. Fuimos a buscarla por si se había caído, pero allí no había nada. Me habían robado la cartera. Estaba frenética, nerviosa, cabreada e impotente. Decidimos salir de la tienda y llamar a mis padres para decirles qué había pasado, y mi madre, después de lo mal que lo estaba pasando, no tiene otra cosa que decirme que tendría que haber tenido más cuidado con mi cartera, y que era mi responsabilidad.
Tal y como estaba en ese momento, empecé a cabrearme más, y discutir con mi madre, diciéndole que no era culpa mía que un desgraciado o desgraciada le haya parecido una maravillosa idea la de quitarme mi carnet de identificación, carnet de estudiante, de seguridad social, y la tarjeta del banco. Ella seguía, así que cuando estaba a punto de explotar, le colgué. Después de eso, tuve que ir a comisaría a denunciar, y llevar todos los trámites para cada una de las tarjetas perdidas. Todo ello lo hice sola. Mi madre dejó de hablarme aquel día, y ni me saludaba cuando llegaba a casa.

Tras haberlo pasado tan mal, a cada tramite que hacía sola y lo completaba con éxito en el menor tiempo posible, me sentía orgullosa de mi misma... Pero también me sentía sola. No tenía a las figuras que tendría que tener a mi lado siempre...

...

Llegó un momento que las estanterías y los cajones se vaciaron por completo, y mi cama solo había que montarla.
Por ese tiempo yo estaba con un chico, cuyos padres ya conocía, y a él, por su tiempo, le costaba encontrar un hueco para conocer a los míos.
Hubo un día, tras los exámenes finales, que encontramos una noche perfecta para presentarse.
Cuando llegué a casa tras planearlo con mi novio, fui a decírselo a mi padre.
"el sábado va a venir para presentarse, y así después salimos nosotros a cenar", y lo único que dijo mi padre, mientras veía el fútbol en la tele, fue "la casa no está para visitas, están todas las cajas ahí, y todas son tuyas, ¿por qué no pones ya las cosas en su sitio?"
Después de haberme llevado meses de trabajo, sin ayuda y encima metiéndome prisa, me decía que volviese a poner todo en su sitio...
"DE QUÉ VAS???" pensé, parecía que me estaba tomando el pelo.
Cabreada, pasé por al lado de las cajas, las cuales algunas, estaban vacías y apiladas por él, en equilibrio y de muy mala manera. Cuando caminé al lado de la torre de cartón, la pila se cayó, y empecé diciéndole a mi padre que no era ni el sitio ni la manera de poner las cajas. Mi padre me echó a mi las culpas de haberlas tirado, que ahí están muy bien. Los hechos probaron mi tesis; al rato pasó mi madre, y también le dio a las cajas.

...

La situación final era esta:
Mi padre, que nunca ha tenido consideración conmigo, me trataba como le salía del alma. Mi madre llevaba casi una semana sin hablarme. Y yo, intentando recuperarme de una casi depresión y tratando de ver la mejor parte de las cosas, sufriendo por cuenta ajena.
Que alguien me diga, ¿ me merezco yo esto?