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Jungkook toma de su cerveza, ya no quiere contar nada, ni calorías ni lo que siente ni nada.

Esta recostado junto a Jimin. Jimin llora, Jimin lo ama, no es su culpa no conocerle, no es su culpa no poder ayudar ahora.

Jimin conoce un Jungkook que sonrió a su lado, el mayor de ambos sabe que a veces Jungkook está triste, Jimin sabe que no es fácil, pero Jungkook definitivamente había logrado sonreír a su lado, entonces no logra comprender por completo todo. 

Jimin se quedaba sentado mientras Jungkook se pone de pié y se pasea de un lado a otro impaciente. Jimin no le quiere mirar y es que está tan enamorado aún, pero no puede mirarle, porque le duele que todo esté tan arruinado.

— Jimin, perdón.— Dice Jungkook con una voz ahogada. 

Ambos se miran al fin a los ojos, se aman tanto, pero lo habían arruinado. Y perdonarlo o no, no era el asunto. Jungkook no había matado a nadie, Jungkook no le había engañado ni traicionado, Jungkook solo le había dejado de hacer sentir amado a Jimin, casi olvidándose que también tenía corazón.

Es que Jungkook se olvidaba de todo, porque lo único que tenía en el presente era la angustia y miedo. Jungkook no podía pedir nada. Era incapaz de pedir nada y por lo tanto, ambos eran incapaces de avanzar.

Jungkook miraba a Jimin. El mayor estaba cabizbajo, llevaban dos horas así. Sin nada que hacer, sin nada entre ellos que no fueran los esporádicos momentos que lograron conectarse. Y no se podían aferrar a eso. Ya no tenían quince años.

—Sé que lo sientes, bebé.— Dice Jimin con la voz entre cortada— Te tengo que dejar ir ¿Verdad?

Jungkook muerde sus labios al escuchar las palabras del mayor, aguantándose las ganas de explotar en llanto, pero no puede evitarlo. Él tenía que soltar eso como tantas veces había soltado tantas cosas, el solo dejaba que pasara. Las personas pasaban.

Jungkook había aprendido a no hablar tanto sobre lo que le pasaba, sobre cuando tenía pena o incluso si algo bueno pasaba en su vida él no lo contaba. Porque al final él no servía para mantener lazos, de alguna u otra forma los arruinaba, y cada vez que ese lazo se iba, todo lo que había dicho o escrito se iba con esa persona. Y se iba un pedacito de él.  Un pedacito que no recuperaría y cada vez se sentía más vacío, porque había entregado eso pensando que se conservaría. Pero no se conservaba, y solo quedaban sus heridas expuestas.

Entonces Jungkook había aprendido a no contar nada de él.

Pero a Jimin a veces lograba contarle cosas, lograba interesarse en decirle buenos días, buenas noches, en llevarle algo de comer de su gusto, lograba sonreír solo porque Jimin lo hacía, entrelazaban sus manos por horas, sus labios recorrían cada parte del cuerpo del mayor con gusto. Aún si sentía asco por el mismo, Jimin le hacía sentir que estaba bien, que no daba asco.

Pero ahora Jungkook estaba asfixiado y no tenía nada que ver con ellos dos.  Porque Jungkook no cedía, y no era culpa de nadie. Jungkook cada vez que estaba en ese lugar, no podía ceder.

Y Jimin no era brusco, no era egoísta, y le había dado todo el amor que podía darle en ese mundo, pero no bastaba. Jimin entendía que Jungkook estaría de la misma forma aún si sujetaba su mano, Jimin ahora entendía que Jungkook estaba tan ahogado que no era capaz de hablar, ni de querer nada más porque no lo podía tomar.

Entonces también piensa en todas esas veces que Jungkook le decía que quería morir como primer mensaje del día, y que él nunca hizo nada. Y entiende que lo último que le puede dar es respeto.

Porque intentarlo nuevamente sería invadirle, porque convencerle de que el amor es suficiente sería nefasto, y porque decir que el podía solucionar sus problemas sería una mentira.

— Dime Jungkook ¿es verdad? ¿te tengo que dejar ir, mi amor?

Jimin se pone de pie y abraza al desbordado menor que parece que esta hecho de agua. Jungkook asiente contra el pecho de Jimin y entonces el mayor llora mientras besa sus cabellos con cuidado.

— No importa. Está bien, está bien Jungkook.

Jimin le promete en su oído que él va a estar aunque él no sea lo que necesite. Jimin le repite una y otra vez que lo siga intentando, que busque lo que sea que necesite y que deje lo que le haga peso. Jimin lo siente en el alma por no poder ayudar.

Pero es que ambos saben que no es culpa de nadie.

Jimin le repite una y otra vez a Jungkook que vale la pena cada intento.

Jungkook experimenta el amor, el verdadero amor, no el que necesita, no el que busca o el que puede agarrar para sonreír. Pero Jungkook está agradecido, lo ama de vuelta.

Pero ya no había nada más que ni uno de los dos pudiera hacer por el otro. Porque ni juntar sus pasos era algo que estaban disfrutando. Y para dar amor no necesariamente tenías que estar agarrado. El amor se entregaba en las manos del contrario, para que este no tuviera frío, para que lo guardara y tomara de el cada vez que quisiera.

Y eso hicieron. Dejaron el amor que ambos tenían en las manos del otro, entregándolo genuinamente y con desinterés.

Jungkook no quiere dañar, eso le haría sentir mas dañado. Jimin no quiere que Jungkook se dañe mas a sí mismo.

Jimin besa los labios de Jungkook y seca sus lágrimas.

— Lo que sea que necesites, Jungkook.

Jungkook asiente entre lágrimas y responde de igual manera.

— Lo que sea que necesites, Jimin.

Jimin cruza la puerta terminando por soltar todo. Jungkook se tira en su cama y luego de unos minutos deja de llorar.

Porque aunque él llevaba una vida afuera de esa puerta que no era él, no quería arrastrar a Jimin a su falta de vida, su falta de preocupación, su falta de interés.

Porque hacer mal al resto le asfixiaba aun peor.

Jungkook estaba en ese lugar de nuevo, y no necesitaba a nadie que haya conocido fuera de eso.








•Delet To Myself• < YoonKook>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora