XI. Cumplir promesas.

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*Alfred.

Deje a mi querido José en mi carruaje, de inmediato empeze mi camino hacia el castillo de ese infeliz, con razón Antonio no me aceptó, ese sujeto es rey! Yo solo soy un príncipe! Agggrrr pero yo conozco desde pequeño a José, se todo de él, TODO, sé que adora la comida picante tanto como a mí, le encanta tocar su guitarra y lo hace desde los 5 años, su color favorito es el rojo, mide 1.74 m, y es la más hermoso del planeta, así que lo merezco y me merece.

Si, nadie puede negármelo, ni él, yo hice una promesa, solo está confundido, yo arreglaré eso.

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* José.

¿Qué hago? ¿Qué hago?¿Qué hago? Tengo que salir de aquí y avisarle a Iván! Tengo que salvar a mi familia!

Miraba para todos lado pero ¿Qué puedo hacer atado y amordazado? Tan solo hubiera aceptado a Alfred, nada de esto hubiera pasado, si tan solo le hubiera mentido pero por el maldito hechizo ni siquiera puedo decir eso como mentira, pero que importa el hechizo, lo odio, lo odio tanto, odio su amor por mí.

¿Por qué no quiere a alguien más? ¿Porque yo? Siempre fuimos tan diferentes y aún así fuimos amigos. No me quería rendir aquí adentro seguí tratando de escapar raspando mis muñecas y mis tobillos, no quería pensar en eso, el pasado es pasado, lo que importa es el ahora.

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Algunas semanas después de la muerte de Amaite. Justo antes de que la guerra acabará y el hechizo calléra sobre la familia real.

Alfred buscaba a José desesperado, Antonio fue al palacio por que no había vuelto a casa, el sol empezaba a ocultarse, él se escapó del palacio para buscarlo, corrió hasta salir del pueblo, entró en el bosque temeroso, José siempre le decía que ahí había fantasmas y nahuales pero aún así entró.

Gritaba su nombre preocupado hasta que lo vio agazapado sobre una alta rama.

Al- José!

Su amigo no le respondió, no quería que lo viera así, el rubio comenzó a subir, tenía que salvarlo, él es el héroe, antes de llegar el moreno le gritó:

J- Vete Alfred! Déjame solo!
A- No!
J- Que te vayas necio, solo vete!
A- No, nunca te dejaré solo José!

El moreno ya no le gritó solo murmuro para sí : Pendejo~
El príncipe siguió subiendo mientras lo llamaba pero la rama donde pisaba se rompió haciéndolo caer.

J- Alfred!!

El moreno bajo rápidamente del árbol y se inclinó al lado de su amigo que se quejaba por la caída

J- au au au
A- Serás pendejo ¿Dónde te duele?

El moreno sentó a su amigo poco a poco, el rubio vio los ojos de su amigo estaban rojos y llorosos, se preocupó al verlo así, solo lo había visto llorar una vez, sabía que a José no le gustaba llorar y menos que lo vieran hacerlo, lo abrazó con fuerza.

A- José no llores
J- cállate i idiota, te las lastimaste por por él mi culpa

La voz de su amigo se fragmentada, estaba tan triste, tan solo, todos sus hermanos parecían tristes pero él los ayudaba, siempre trataba de hacerlos sonreír pero nunca se preocupaba por él.

Esa tarde simplemente explotó al escuchar a su padre regañar a uno de sus hermanos por no poder hacer una guitarra decentemente, le gritó de todo y salió corriendo de su casa sin rumbo hasta que se detuvo en el bosque, por una voz, nunca le contó a nadie que vió en ese bosque.

El bello y la bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora