012.

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—Disculpa—dijo. Por un momento quede petrificada.

—S-¿sí? —tartamudeé. Idiota.

—¿Tienes la hora? .

No podía dejar de ver su rostro, sus facciones, su sonrisa atenta a mi... ¡RESPUESTA!

Mire mi regazo y desbloqué mi celular: estaba temblando.

—S-son diez pa... —inhale—. Diez para las ocho—sonreí.

—Gracias—me devolvió la sonrisa y se volteo, de nuevo.

La curva línea que tenía en mis labios desapareció.

No me notaba.

No lo hacía.

Jamás lo haría.

Yo me siento justo detrás de él y... creo que él no es el indicado en lo absoluto.

El chico del bus. || h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora