Y ahora empezaba la noche...

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En cuanto descubrí aquel vestido me enamoré al instante... era ese o ninguno... tan solo suplicaba para que me valiera...

De color rojo intenso sin escote por delante, pero sí por detrás... permitiendo de esta forma ver gran parte de la espalda, únicamente cubierta por el cabello, que la salpicaba... era largo y cerrado, exceptuando una amplia abertura en el lateral izquierdo, que mostraba mi pierna hasta el muslo...

Sin duda era el elegido... debajo me enfundé un body negro bastante sexy, la función inicial por el que lo traje de Madrid no era precisamente sustituir al sujetador esta noche para salir... si no utilizarlo con Melendi en el caso de darse algún encuentro íntimo, sin embargo, hoy la prenda cambiaría de cometido.

Unas medias y los zapatos negros de tacón también de Sonia, que me tomé el atrevimiento de usar para acabar de combinar.

Melendi me había dejado sola rebuscando entre las perchas, mientras él se marchó al servicio, al regresar abrió la puerta del dormitorio, con la pretensión de decirme algo, pero contemplarme por sorpresa así le enmudeció, yo lo observaba recorriéndome con sus ojos, como si cada vez que lo hiciera realmente apreciara nuevas sensaciones y detalles.

Su sonrisa enamorada y pérdida en mí, me transmitía cada una de las palabras que yo había logrado silenciar en su garganta... juro que cualquier esfuerzo y sacrificio que debía hacer arreglándome... ya no valía la pena únicamente para sentirme atractiva, si no que superaba ese egoísmo individual que le otorgaba... porque en mi presente detentaba el especial privilegio de presenciar como mi hombre me desea de esa manera... con sólo una sonrisa... con sólo una mirada... sumida en cierta dosis de rubor pregunté risueña

- ¿Piensas hablar en algún momento?

- ‎Lucho por hacerlo... pero sería más fácil si no me hubieras robado los sentidos

- ‎Tan exagerado como siempre

- ‎¿De verdad te parece que soy exagerado? (sus pasos lo aproximaban a mi cuerpo, entonces su mano buscó a la mía y agarrándola la condujo hasta situarla en su pecho, permitiéndome así notar los golpes de su corazón acelerado) esto es lo que has provocado ¿me crees ahora?

- Cariño ¿te importaría comprobar si está bien colocado el vestido por detrás? (entoné seductora buscando tentarlo, girándome despacio y con sutileza, apartando simultáneamente el pelo de mi espalda)

- ‎Ohh joder...

- ‎¿Qué ocurre amor? (cuestioné sarcástica suponiendo a que se debía su reacción)

- ‎Pensaba que ya lo había visto todo y al voltearte... resulta que me estaba perdiendo lo mejor

Las yemas de sus dedos deambularon por mi espalda y yo empecé a reír, porque conseguí exactamente lo que pretendía, las carcajadas le permitieron captar mis intenciones iniciales, por ello con una traviesa seriedad afirmó

- Eres mala

- ¿Por vestirme sexy soy mala?

- ‎No, precisamente por eso no... sino porque tus acciones tienen una finalidad perturbadora hacia mí y lo más mezquino es que las haces de manera consciente

- ‎No sé a qué te refieres (se dibujó una sonrisa de lado en mi rostro orgulloso)

- ‎Me explicas cómo puedes ser cruel y peligrosa, pero tan bella a la vez (respondió exaltado)

- Soy un milagro

No me dio tiempo a proseguir con mi contestación, porque Melendi se lanzó de un salto a la cama rebotando en ella, rápidamente se sentó y tomándome de la cintura me terminó cayendo encima de él, curioso habló cerca de mi oído

¿Amigo? (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora