Recordando...

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No logré escuchar ninguna contestación porque Melendi me quitó el móvil y... y colgó la llamada delante de mí ¿por qué había hecho eso? mi cara denotó una completa confusión... y no voy a negarlo me fastidió su comportamiento, me gritaba por sus inmensas ganas de perderme de vista y cuando estaba a punto de cumplir sus deseos me impedía hacerlo... por ello, no pude controlarme y exclamé con frialdad

- ¿Qué coño te pasa a ti? no quieres que esté en tu habitación... no quieres que me explique... me chillaste cuando nos encerré en la terraza y ahora... ahora evitas que pida ayuda

El silencio se instauró de vuelta en aquel espacio aunque en esta ocasión sólo fueron unos segundos... entonces observé cómo apoyó de nuevo sus antebrazos sobre la barandilla y con una tímida voz que casi se perdía en el aire pronunció

- Necesito escucharte...

- ‎¿Qué? (pregunté desconcertada porque me pareció oír algo sin sentido)

- ‎(Suspiro profundo creo que le costaba reconocer que por primera vez en la noche dejaba de estar a la defensiva) estoy preparado para escucharte

- ‎Perdona... creo que no he comprendido bien... ¿qué dijiste? (insistí acercándome varios pasos hacia él)

Se abalanzó sobre mí sin esperarlo, entonces sus labios entraron en contacto con los míos, después de un choque que se sintió placentero por la brusquedad del mismo, era un beso ansioso y vehemente, en el que su cuerpo empujaba al mío, consiguiendo desplazarme hasta que el cristal frenó mi retroceso, su mano sujetaba mi nuca de manera posesiva, sin permitirme revolverme entre sus brazos, su pecho apresaba los golpes del corazón sobre mi piel.

En realidad estaba segura de que esto no significaba nada para él pero yo... yo lo anhelaba... su sabor me transportaba directa al cielo y su lengua luchando con la mía en una encarnizada batalla por llevar el control, me saciaba... ese fue el motivo de que me rindiera y simplemente me dejara hacer, amoldándome a su boca que me devoraba mientras intentaba sujetar mis dedos en su pelo, ya que comenzaba a notar como mis piernas temblaban por la íntima cercanía.

Su boca se separó de la mía despacio, llevándose mi labio con él mientras mantenía sus ojos cerrados, intentando así guardar el calor y las sensaciones del beso hasta el último instante, su mano continuaba sujetando mi cara con delicadeza y la yema de su pulgar trazó un corto sendero hacia mi barbilla, deteniéndose en la comisura, ese mismo trayecto fue recorrido por sus pupilas... entonces por fin su voz culpable me hizo regresar precipitamente a la realidad

- Perdona... no debería haberte... (carraspeó nervioso) ya sabes...

- ‎No todo se arregla pidiendo perdón... deja de disculparte y responsabilízate de tus actos (pronuncié tímida repitiendo sus mismas palabras del día anterior, que se grabaron en mi memoria a fuego)

- ‎(Sonrió con mi ocurrencia) tienes razón...

- ‎¿Quieres...? ¿quieres que hable? (pregunté torpemente entre tartamudeos)

- ‎Ves como lo habías oído desde el principio, no era tan difícil (su tono era orgulloso con cierta dosis de ironía)

- ‎¿De verdad quieres escucharme?

- ‎Ya te he dicho que sí... y más vale que pares de dudar y empieces a explicar, no hagas que me arrepienta

- No estaba preparada... en cambio tú... tú estabas feliz con la idea y yo simplemente tenía miedo de que pensaras que era por ti... porque no es así... (bajé la cabeza abatida)

- ¿No lo entiendes? yo no te iba a obligar a tener un hijo si tú no querías, pero debías decírmelo... joder era tu obligación... éramos una pareja (ese verbo en pasado me apuñaló directo en el corazón) creí que tú nunca me mentirías y me equivocaba...

¿Amigo? (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora