Que regreses tu

544 29 2
                                    

Después de haber vivido millones de aventuras a través del universo los paladines de Voltron, luego de terminar su última misión comenzaron a vivir su propia aventura en su hogar.

Comenzaron a seguir sus propios sueños, y vivir una vida tranquila. Lance luego de volver, decidió tener una granja donde podría cultivar las flores favoritas de Allura y poder tener a su vieja amiga Kaltenecker. 

Después de lo que paso con Allura, Lance no volvió a salir con otra chica para él la herida seguía abierta y no podía asegurar cuando se iba a cerrar, pero tenía el apoyo de su familia y de los chicos, especialmente el de Keith. Cada vez que volvía a la Tierra luego de una misión pasaba a verlo, y se quedaba a cenar. Su mamá y hermanas le insinuaban cosas, de él y Keith, pero siempre las negó. Al principio Keith era su enemigo pero a medida que pasaban tiempo juntos esa enemistad pasó, a ser una amistad verdadera.

Al principio, pensó en Keith de otra manera que no solo amistad pero de inmediato descartó esas ideas, pensando que pasa mucho tiempo con sus hermanas y sus ideas locas lo contagiaron a él. No lo iba a negar Keith era un hombre atractivo y llamaba la atención de cualquiera hasta de los alienígenas. Pero no estaba listo para empezar algo con alguien, no aun.

Ese dia Keith tenía que volver de una misión a si que se dirigió al gran árbol que se encontraba a 10 metros de la casa para poder esperarlo, se había vuelto una costumbre, ese era su punto de encuentro desde que lo visitaba más seguido que cualquiera de los ex paladines. Se acostumbró a tenerlo cerca, esperarlo y cuando cenaban sentarse a la par y poder sentir su perfume.

Si, Lance se acostumbró a Keith y no lo negaba después de tanto tiempo lo admitía, sentía un apego a Keith que creía que dejó de lado. Pero hay estaba tocando la puerta de su corazón, reclamando su atención y que no lo pasara por alto, pero desde luego tenía miedo, no de su familia si no de él. Como reaccionaria si le dijera que tiene un sentimiento que no es de amigos no quería que creyera que lo utilizara para olvidar lo de Allura, ya había pasado mucho tiempo pero quería un poco más.

Estaba tan absorto en sus pensamientos que no prestó atención cuando Keith se paró a su lado.

- Lance, ¿estas bien?- dijo Keith inclinándose para abajo y posando una mano en el hombro izquierdo de Lance- hace 5 minutos que estoy parado a tu lado.

- Si solo estaba pensando algo- desviando la mirada al prado y se levantó- ¿como has estado? llegaste más temprano hoy.

- Si, tenía prisa de venir- y una sigilosa sonrisa se poso en sus labios.

Para Lance esa sonrisa suave no paso por percibido, pero prefirió no preguntar.

- Vamos, mamá ya habrá terminado- diciendo eso, ambos se dirigieron en silencio hasta la casa

Cenamos entre risas y preguntas de cómo fue su misión y volviendome a pedir que piense de volverme parte de la espada de marmora, Keith cada vez que volvía me lo preguntaba pero mi respuesta va a ser siempre la misma. Luego de cenar Keith le daba los regalos a mis sobrinos, siempre le traía un recuerdo de sus misiones.

-¡Gracias tio Keith!- dijieron al unisono con una gran sonrisa de oreja a oreja.

- De nada niños- en su cara se dibujó una sonrisa de amor, al ver tan felices a los niños. Aunque no parezca Keith tiene una buena afinidad con los niños, siempre lo veo riendo y jugando con ellos antes de la cena.

- Keith, cariño, ¿porque no te quedas esta noche?. Ya es muy tarde y debes estar cansado ¿que dices?- mire a mi madre como si le hubiera salido un tercer ojo.

- Si no es mucha molestia señora mcclain.

- Para nada cielo, dormirás con Lance- dijo y todos me miraron a mi, esto no se puede poner mejor.

- Claro- dijo sonriendo, en ese momento no pude descifrar su sonrisa.

Luego todos nos preparamos para dormir, mientras Keith se bañaba yo hice su cama. El chico que ponía en dudas mis pensamientos se iba a quedar en la misma habitación que yo, que divertido. No es que me desagrada Keith, solo que las ultimas veces me pongo nervioso a su lado y hago estupideces. Luego de unos minutos Keith salió del baño con su torso desnudo y la toalla tapando la parte inferior de su cuerpo, de inmediato desvie la mirada para que no vea que se me caía la baba como un perro enfrente de un trozo de carne.

- ¿Que?, tengo lo mismo que tú, y olvide mi ropa- buscando en su bolso.

- Ya se, solo que..- no quería decirle que me excitaba imaginar que había debajo de esa toalla.

- ¿Que? ¿te da vergüenza?-dijo sonriendo picaramente- no eres hijo unico por que te daría vergüenza.

No le conteste, no sabia como contestar eso y Keith se dio cuenta. Decidió no seguir preguntando y se dedicó a cambiarse en silencio. El silencio más incómodo de mi vida y que no terminaba más. Cuando termino de cambiarse apago la luz para poder dormir, y no podía dormir me sentía inquieto y molesto y sabia cual era el motivo: Keith.

A si que si yo no podía dormir él tampoco.

- Keith, Keith, ¿estas despierto?- dije dándome vuelta hacia el lado que él estaba durmiendo Keith me daba la espalda.

- Lance, ya duérmete- en su voz se notaba que lo había levantado.

- No puedo.

- Entonces trata.

Cerré mis ojos con fuerza y los volvi a abrir.

- No funciona.

- Dios, apiadate de mi. Date vuelta y duérmete.

- Ya te dije que no puedo, eres sordo o qué.

Entonces Keith se dio la vuelta y me miró con su ceño fruncido, se veía muy sexy.

- ¿Que diablos te sucede? no es mi culpa que no puedas dormir.

- En realidad si- cuando vi su cara me di cuenta que no lo dije en mi mente.

-¿Que dijiste?- muy pocas veces vi sorprendido a Keith y daba gracia cuando lo estaba pero esta o era una de esas veces.

- Nada, solo olvidalo- y le di la espalda no quería que me viera. 

- Lance, ¿tienes que decirme algo?.

Solté un suspiro antes de sentarme en la cama y tomar la decisión más estúpida de mi vida (una de muchas).

- Keith, yo siento cosas por ti- no lo quería ver. No podía; no sabía qué hacer, entonces seguí hablando- no se cuando empecé a sentir esto pero lo siento.

Silencio nada más, lo entendía hubiera reaccionado igual, pero su silencio me ponía nervioso quería solo que me mostrara que me escucho. En eso que me iba a volver a acostar, sentí una mano en mi mejilla y que con delicadeza hacía que girara la cabeza para la derecha y senti unos labios suaves contra los míos. Abrí los ojos como platos, no lo podía creer, me estaba besando. El beso no duró mucho cuando nos separamos nos miramos a la cara hasta que Keith rompió el silencio.

- También me gustas- dijo y en su rostro relucía junto a la luz de la luna su sonrisa, la sonrisa más bella que he visto.

Ambos sabíamos que nada seria igual.









klance ( one shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora