XXXII.

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Entrenar. Mi nueva rutina. Nunca me cansare de entrenar. Esquivo un espadazo y hundo mi puño en el estómago del soldado quien grita de la sorpresa y un poco de dolor. Lo agarro y lo uso como escudo cuando se acercan dos soldados y me atacan con sus espadas, rasgan su estómago, se los lanzo y se caen. Un ligero dolor inunda mi pómulo derecho, enciendo una llama y rodeo al soldado que me ha golpeado, sale corriendo. Suena la campana y suspiro de alivio, Skonos se acerca y me da un pequeño trozo de tela cafesosa con la cual me seco la capa de sudor que cubre mi rostro.

-Amor.- Me giro a ver a Cris.- ¿Porque están peleando tan temprano?- se talla un ojo, me acerco a ella.

-Para estar listos cuando la guerra toque nuestra puerta, para poder acabar con un grupo de rebeldes y evitar que te secuestren.- suspira, beso su frente.- Regresa a dormir, te alcanzare más tarde.- asiente, se da la vuelta y se retira.

-Su alteza, ha concluido exitosamente su entrenamiento.- informa el general Ethan, un soldado de mi ejército, no me fiaba de Marshall.

-Bien, pueden descansar, yo iré a con mi esposa.- asiente, camino hacia el castillo.

-¿Su alteza?- escucho la voz de Skonos.

-¿Si?- pregunto mientras continúo mi caminata.

-¿Algo más que le pueda ofrecer?- niego.

-Estoy bien, gracias señorita, puede retirarse.- entro al castillo, Evan me espera en la entrada con un vaso de agua, se acerca, me da el vaso, lo agarro, me tomo el agua y se lo devuelvo.

-Boo, deberías dejar de entrenar tanto y enfocarte en tu familia.- asiento.

-Hoy fue mi último entrenamiento arduo, pude derrotar a los soldados que se reunieron como si fueran los rebeldes y me atacaran, ya regresaré a con mi familia, lo prometo.- asiente.

-Y báñate, saldremos todos a un restaurante a celebrar nuestro cumpleaños.- Me tenso.

-Cumpleaños...- suspira.

-El ya no está hermanita, vamos, solo iremos a comer, no arruines el día que Aline, Livvy y Dani hicieron para los dos.- me encojo de hombros.

-Está bien, iré con la condición de que pueda ir de negro.- sonríe y asiente.- Perfecto, allí estaré puntual.- Me abraza.

-Ew, estás sudada.- me río mientras me suelta.- Que asco, Boo.

-Si sabes que estaba entrenando, ¿para qué me abrazas?- rueda los ojos.

-Por cierto, tus hijos están con Cris.- le agradezco y subo las escaleras rápidamente, camino hacia mi cuarto, doy dos ligeros golpes a la puerta, escucho diminutos pasos, la perilla se gira y se abre la puerta, veo a Julián, sonrío.

-Hola príncipe, no me abraces porque estoy sudada.- hace una mueca de asco y me río, abre la puerta y me deja pasar.

-Que rápido terminaste, mi amor.- escucho a Cris quien está en la cama acostada con Luna a su lado y Julián sentado.

-Sí, quería ver a mi esposa y a mis hijos pero lo primero, voy a bañarme.- asiente, abro el closet.

-Amor.- Me giro a ver a Cris.- ¿En serio no te enojas porque haya vuelto a embarazarme sin siquiera haberlo consultado contigo?- niego.

-Mi reina, podría tener los hijos que quiera mientras tú seas feliz, si tú eres feliz, yo soy feliz así que no, no me enojaría por algo así, al contrario, me emociona.- sonríe, agarro mi ropa.- No tardo.- asiente, entro al baño, cierro la puerta con seguro, me despojo de mi ropa y abro la llave de la regadera, me baño con agua totalmente fría.

Un amor a lo prohibido [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora