Ban veía con pesar como Gustaf sacaba las cosas de Jericho, de su departamento, aquel que había sido su hogar durante dos años.
Ban se recargo en la pared y recordó el día en que acordaron vivir juntos. Recordó la duda, incredulidad y felicidad en su mirada cuando le propuso vivir juntos, a decir verdad. Ella lo había propuesto, después de año y medio saliendo. Porque él le había pedido algo más aquel día.
Caminaban por un parque cuando el había pronunciado las palabras más importantes y sinceras en su vida.
-Cásate conmigo.-. Esa frase había dado inicio a todo.
Jericho se mantuvo callada varios minutos.-¿Estas de broma?-. Le cuestiono incrédula.
-Lo digo en serió-. Ban no la estaba mirando a los ojos y eso solo la ponía nerviosa. No tanto como Ban estaba en esos momentos.
-¿Por lo menos te de tuviste a pensarlo?-.
-¿Tenía que hacerlo?-. Cuestiono burlón intentando relajar el ambiente. Intentando relajala a ella
-¡No puedes simplemente jugar con eso! ¡Me asustan tus bromas!-. Le estaba regañando. Su novia era única.
-Jericho, estoy hablando en serio. Quiero casarme contigo-. Vio el cambio en la mirada de Jericho. Estaba nerviosa, y trataba de mantener su incredulidad.
-¿Por qué?-. La interrogante salio en un leve murmullo, pero lo suficiente audible para Ban.
-¿Vas a hacerme responderte eso?-. Preguntó confundido
-Es obvio que quiero saber por qué quieres casarte conmigo-. Jericho cada vez estaba más nerviosa. Y la voz le temblaba.
-Por qué te amo...-. Esas palabras lograron crear un sinfín de sensaciones y emociones en ambos. No era la primera vez que se lo decía, pero esa había sido diferente. -porque quiero compartir todo mi tiempo contigo, quiero estar contigo.
-Ban...-. Jericho se recargo en el árbol más cercano. Tantas emociones la iban a matar. Respiro profundamente repetidas veces -¿Sí entiendes lo que me estas pidiendo?-. Hablo finalmente - Casarse no es cualquier cosa. Y a mi me aterra esa idea-.
-No quieres casarte conmigo-.Concluyó con pesar
-¡Dios! ¡no lo sé Ban!. De todas las cosas que podías decirme, está no había pasado en mi mente-. Jericho prácticamente le estaba gritando producto del pánico.
-Ah qué le temes-. Jericho se deslizó por el árbol hasta estar sentada en el piso. Ban se agachó frente a ella.
-No es que le tema. No estoy lista, comprendes. Esto es muy presuroso y repentino-. Jericho intentaba respirar, las lágrimas estaban por salir de sus ojos y su voz comenzaba a quebrarse con cada palabra. -Tu me pides ahora que me casé contigo. Cuando yo creí que terminarías conmigo. Me estaba preparando mentalmente para eso.
-¿Por qué creías eso?-. Ban sujeto sus manos. Deteniendo el juego que sus dedos llevaban desde hacía un rato.
-Porque esta semana estuviste distante-. Cada palabra de Jericho, salía con dificultad.
-Lo sé-. Soltó en un suspiro. Ban había tomado distancia los últimos días tratando de aclarar sus ideas - Jericho, si lo pensé-. Afirmó. -En verdad. Esperaba preparar algo para pedirtelo de otra manera. Pero hoy al verte a mi lado. No quise esperar más.
Jericho ya había logrado calmarse un poco. Y controlar sus emociones.
-Entonces por qué casarnos-. Jericho levanto la cabeza