Las misiones en el extranjero siempre habían sido las favoritas de Chuya, pese a que iba por trabajo él siempre sacaba el tiempo suficiente para ser turista. Explorar, perderse entre calles desconocidas, vivir una aventura personal. Todo eso era mágico para él, además de la tranquilidad que le proporcionaba el que nadie pudiese identificarle.
Sin embargo, en esta ocasión no estaba disfrutando de su viaje como siempre. Incluso sus subordinados habían notado que no estaba siendo el de siempre. Él no era un ser un ser sin sentimientos como su compañero, pero, a veces, le gustaría tener ese superpoder para que la gente dejase de ver su estado de ánimo pintado en su cara.
Como siempre, el culpable de su malestar era quien tenía la solución al problema.
Antes se marcharse a la misión él y Dazai...
Bueno...
Eso...
¡A ver! Eran algo más que compañeros, Chuya estaba seguro de eso, pero ¿Se habían convertido en una pareja? ¿Eran simplemente compañeros que se querían y se odiaban al mismo tiempo? ¿O simplemente dos personas que se habían acostado algunas veces?
Suspiró hastiado.
No era una sorpresa que sentía algo por Dazai. Ellos peleaban y se deseaban la muerte mutuamente y no es como si fuese un secreto que eso más que afectar a Dazai lo animaba a continuar con sus intentos de suicidio. Pero justo antes de que Chuya fuese enviado al extranjero tuvieron...esa conversación...
Chuya aún se ponía rojo de solo pensar en ello. Él, al contrario que Dazai, no podía comerse sus sentimientos, si sentía algo por él necesitaba decírselo y así lo hizo. No obstante, aunque era una necesidad el contárselo tuvo que depender del valor extra que le daba el alcohol.
Confesarse era una cosa, pero afrontar el rechazo era algo que no podría soportar sobrio.
Y también le pareció una buena excusa para abrir uno de sus vinos, todo sea dicho.
Dazai no le dio ninguna respuesta verbal, lo cual tampoco fue una sorpresa, si Dazai hubiese dicho que él también sentía lo mismo, Chuya lo habría matado por ser un impostor. Sin embargo, aunque no dijo nada, besó a Chuya como si quisiera comérselo, el cuerpo de Chuya se convirtió en un imán para sus manos, que rozaron y acariciaron todo su cuerpo, sin dejar ni una sola parte sin explorar. Chuya se había sentido amado aquella noche que pasaron juntos, por lo que no necesitó que Dazai diese una respuesta, con eso le bastó.
Para Chuya ese fue, hasta la fecha, el mejor polvo que habían echado.
Y si eso era lo que la gente cursi llamaba hacer el amor, entonces Chuya se permitiría ser cursi por una vez.
Todo aquello era bonito, o al menos era lo único que lo consolaba en estos momentos de angustia.
Chuya siempre había confiado en todos sus compañeros sin tan siquiera pensarlo y no lo dudaría a la hora de poner su vida en manos de Dazai, pero ¿Podía confiar en él en una relación sentimental?
Para empezar ¿Estaban ellos en una relación?
Chuya quería arrancar todos los pelos de su cabeza con sus propias manos para poder dejar ir sus pensamientos sobre Dazai.
Pensamientos que acababan en sus estúpidos celos de adolescente. Le hacían pensar mal del amigo de su compañero, Oda. Odiaba sentir celos de él, Chuya tuvo la oportunidad de trabajar con él y el hombre le pareció una buena persona, un poco soso para su gusto, pero una buena persona y alguien con quien pasar un rato muy agradable.
Estaba seguro de que Dazai podría enamorarse fácilmente de alguien tan...tan como Oda. Y luego estaba el tema del físico, incluso Chuya se acostaría con él. Oda tenía esa cara tan ¿Inexpresiva? Pero eso no quitaba que aquel hombre tuviese un polvazo y estaba seguro de que Dazai pensaba igual.
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Soukoku Week Fluff
FanfictionDía 1: Eso es lo que significa ser compañeros ¿Verdad? Día 2: Confesiones. Día 3: Besos. Día 4: Déjamelo a mí compañero. Día 5: Necesito golpearlo o nunca lo superaré. Día 6: Estoy tan emocionado que podría llorar. Portada hecha por @-Cirloty_ La au...