Soukoku Week Fluff

Necesito golpearlo o nunca lo superaré

Está es la continuación del día 2~

Cuatro años pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Muchas cosas habían cambiado desde aquel entonces, ya no eran esos dos adolescentes que abandonaron la mafia, habían crecido y madurado —Al menos Chuya sí maduró.

Durante esos años muchas cosas sucedieron. Pasaron sus dos primeros años escondidos, yendo de pueblo en pueblo y sin tener ningún enfrentamiento con la ley —Casi ninguno. Pasados los dos años solo les quedaba una cosa más por hacer. Dazai debía conseguir el trabajo que Taneda-san le recomendó para que sus expedientes fuesen limpiados.

El trabajo fue en una agencia de detectives. A Dazai le gustó el ambiente, aunque creyó que Chuya encajaría más ahí. Se le asignó un compañero que, a simple vista, se parecía bastante a Chuya, por supuesto Dazai conocía a Chuya como la palma de su mano y podía notas las miles de diferencias.

Fukuzawa pareció aceptarlo y le proporcionó una llave de las habitaciones de la agencia que nunca usó. Todo estaba pareciendo demasiado fácil por lo que, tras pensarlo demasiado, terminó dándose cuenta de que la agencia le pondría una prueba, posiblemente para demostrar si él podía ser una buena persona.

Se le pusieron los huevos de corbata de solo pensar en aquello.

—Lo harás bien —Lo animó Chuya.

—Tengo que hacerlo bien, si no consigo pasar la prueba Ango no borrará nuestros expedientes.

—Quieres —Le corrigió Chuya—. Quieres hacerlo bien.

—Me has entendido.

—Lo harás bien ¿Vale? Confió en ti.

Dazai pasó aquella prueba con nota. Habían conseguido lo que esperaron durante los últimos dos años, salir a la calle como dos personas sin un oscuro pasado.

—¡Chuya~!

Su novio sonrió a sabiendas, él sabía que el Dazai actual pasaría la prueba y, como la buena pareja que era Chuya supo premiarlo muy bien.

MUY.

BIEN.

—Madre mía, Chuya —Habló, tratando de recuperar el aliento después de aquel exceso físico— estabas inspirado hoy.

—Yo siempre estoy inspirado cuando follamos.

Chuya comenzó a vestirse, Dazai solo se puso su ropa interior para salir a buscar sus pantalones que se quedaron en el salón. De su bolsillo sacó un par de llaves y se las escondió tras su espalda antes de volver a la habitación.

—También tengo una sorpresa para ti.

Chuya le observó intrigado y Dazai le mostró el juego de llaves.

—De camino aquí he encontrado un local vacío, pensé que te gustaría tener un sitio para empezar esa tienda de vinos de la que tanto me has hablado las últimas veinticuatro horas, de los últimos siete días de los últimos doce meses.

Chuya le arrebató las llaves, sin creerse de verdad que al fin había llegado el momento.

—He sido un poco pesado con eso ¿Verdad? —Preguntó en un tono cariñoso mientras envolvía sus manos alrededor de la cintura de Dazai.

—No, para nada.

Chuya negó con la cabeza mientras reía y se apoyó sobre el pecho de Dazai.

—Y una cosa más —Chuya alzó la cabeza para poder mirarlo— ya podemos volver oficialmente a Yokohama, podemos comprarnos una casa allí. En algún lugar que no quede lejos de la agencia y que esté cerca de tu futura tienda.