aleph ؛ hardzello

4 5 (sick to my stomach)

"Caer en él
no es más que un divertido viaje
hacia algún lugar
donde todas las cosas siguen vivas,
donde la muerte
es el peor de los chistes devolviéndote lo mejor de la risa"

3 meses

El tiempo pasa y pasa, y las almas que destinaron estar juntas no retomaron su vuelo, fatídico era una palabra que quedaba pequeña ante lo que sucedió en aquel bar, el encuentro no premeditado que desencadenaría más catástrofe.

Bastó con ver que estaba con alguien más para desatar una furia en el rubio, estando al borde de comenzar una pleito con Gwilym, con un Joe expectante sin saber que hacer, había quedado paralizado desde el momento que volvió a conectar con esos ojos verdes que tanto amaba, brillaban como dos esmeraldas cuando se conectaron con su mirada, pero ese brillo único se apago al ver al acompañante.

- Quien.mierda.es.él- dijo entre diente Ben, las manos-o más bien todo él-le comenzaron a temblar a Joe, sin poder siquiera mover un músculo para poder alejar a Ben y que no armara escandalo.

-¿Disculpa?- había emitido el más alto levantándose de su asiento, notando la diferencia de altura por 10 centimetros.

Palabras, insultos, reproches y golpes, con un Gwilym de un ojo morado y Ben con el labio roto, si no hubiera sido por el ángel pelinegro que había como bartender eso podría haber llegado a otro nivel.

De alguna razón extraña que ni ellos mismos entienden, aquella situación hizo que el nuevo lazo entre Gwilym y Joe se intensificará, se veían constantemente y comenzaban a demostrarse bastante amor, Joe creía que por fin lo había encontrado, logro llegar al estado de superación y avance, con una de las personas mas maravillosas que había conocido en la vida.

Comprensivo, cariñoso, atento, detallista, divertido y charlatan, pero al mismo tiempo algo cabeza dura y irritable con facilidad, tal y como era él.

La idea de que en menos de 3 horas se iría a vivir con su nuevo error de alguna forma le inquietaba, pero le alegraba ya que no tendría que ser una carga para su amiga, pero Joe es alguien indeciso que no logra comprender lo que quiere, esa situación se repetía demasiado con Ben, pero el día en que casi lo pierde por la eternidad entro en razon, él era su vida.

-Eres el único error que cometería hasta el último día de nuestras vidas, Ben-

Tenía todas sus cosas ya empacadas en unas tres cajas que había conseguido, miró al rededor el lugar que lo mantuvo por 9 meses, de alguna forma extrañaría la pequeña habitación.

Abrió el armario para verificar que no se olvidara nada y en el fondo vió una pequeña caja azul aterciopelada, con una mirada confusa la tomó y la abrió.

- Pero los errores con el tiempo nos destruyen, ¿dejarías que yo te destruyera?-

Acarició con la yema de sus dedos el anillo que se encontraba adentro, mirándolo con dolor, era una de las cosas que lo traían a él.

Pero el dulce y nostálgico momento fue interrumpido por la bilis que recorrió la garganta de Joe, obligándolo a salir corriendo hacia el baño para expulsar los líquidos tortuosos, había vomitado sangre.

-Podrás romperme en mil pedazos, destrozarme en alma, mente y cuerpo, pero al final del día siempre volveré a ti, porque de eso se trata el amor, ¿No?-