"Fue un miércoles, día del espectador,
y la pelicula
me lloró
a mí "
El sacon negro resaltaba la blanca piel, sus mechas rubias apenas rozaban sus hombros y su fleco se encontraba perfectamente peinado.Acomodó por última vez la corbata negra y el cuello de la camisa blanca, perfeccionando el pliegue.
Desde el aviso del evento, estuvo preparandose mentalmente para lo que lo depararia desde el momento que entrara por la puerta del gran salón, temía lo que sucediera cuando lo viera y que todo se desmoronara.
Temía pero emocionaba, en su interior, la tristeza dormía tranquila, pero Ben sabia que el despertador sonaría.
Y la tristeza despertaría, somnolienta, para volver a llorar.
Tanteó dentro de el cajón abierto de su escritorio, sacando de lo más profundo un pequeño anillo dorado.
Era el anillo de casamiento, dudó si llevarlo o mejor dejarlo allí, pero con seguridad lo colocó en su dedo anular.
Sintió sus ojos picar y como la tristeza comenzaba a removerse sobre la cama.
Cerró su mano y dio un pesado suspiro
No mentiría si decía que tenía miedo, estaba aterrado de la posibilidad me múltiples opciones sobre lo que podría pasar, todo terminaba directa u indirectamente en tragedia.
Tragedia, palabra que podría definir su vida entera.
Dolería, mataría y encendería
Encegueceria y quebraría
Amarlo a él siempre fue un salto de confianza
Y con la medida de caída, comenzaba a ver el suelo.
Tomó la invitación dorada y sus llaves, decidido a abandonar su hogar con paso dudoso.
Apenas salió llamó a un taxi del lugar, que a los 10 minutos se encontraba aparcado en el frente de su hogar, siendo llevado hacía el salón de festejo por un hombre con una melena totalmente rizada y blanca.
La radio no sonaba más que canciones triviales y repetitivas, el pop de la actualidad carecía de originalidad.
Fueron los acordes de tono melancólico y dolido que dieron permiso a la mágica voz de Prince, rompiendo lo anteriormente pensado por el rubio.
I never meant to cause you any sorrow
Rememoraba con flashes, la noche pasada de tragos en el karaoke japones con los kigurumis.
No sabía si por la cantidad de alcohol en su sistema o el amor que inundaba su mente, pero escuchaba cantar a Joe como una ángel.
Recuerdos como esos se enmarcaban en su alma para nunca ser olvidados, son sus tesoros más preciados de tiempo atrás cuando era feliz, cuando estaba con él.
Mentiría si dijera que la herida ya cicatrizaba, no cerraba, cada vez se profundizaba más y más, su alma se estaba cayendo a pedazos y ni hablar de su corazón.
Denominaba a Joe como su dogma retórico.
Recuperó la noción del exterior cuando el automóvil frenó frente a un hermoso salón de bodas.
Había una alfombra roja aterciopelada que daba desde el comienzo de la calle, pasando por las pequeñas escaleras hasta la entrada del gran salón.
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aleph ؛ hardzello
FanfictionJoe y Ben eran pareja desde hace 5 años, solían ser las pareja más unida y amorosa Pero dicen que la felicidad no es eterna, es una puerta para después llegar al interminable dolor [historia corta] [basada en la canción aleph de jack stauber]