Episodio 2.

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— Buenos días, joven Park —. saludó el portero, vestía un uniforme de una sola pieza color negro, a juego con sus cabellos oscuros y haciendo contraste con la credencial color blanca que plasmaba su nombre.

Por el rabillo del ojo, el rubio pudo notar la típica corrida de todas las mañanas de los trabajadores, el continuo murmullo y los pitidos de los más de diez elevadores de la compañía.

Lunes en la mañana, y Jimin juraba que su cabeza explotaría en cualquier momento. Era el primer día de la semana, y había sido despertado con la noticia de que su padre y hermano mayor vendrían por un tiempo al país.

Si, todo bien hasta ahí, ¿el problema?, el problema era que su hermano y él no se llevaban para nada bien, la razón, se repudiaban mutuamente, Namjoon lo odiaba por haber sido el que nació dentro del matrimonio y él al moreno, porque fue el culpable de la muerte de su madre.

Su madre, soltera y bella, desafortunadamente había encontrado el amor verdadero luego de haberle parido a un maldito alcohólico, comprometiéndose con un gran empresario, Park Eunbin, tres años después, dando a luz a un chico que fue el hablar de todos, y la envidia de muchos en la actualidad.

Y así terminó viviendo sólo, en Seúl, agradeciendo enormemente que hayan decidido irse a vivir a Inglaterra, muy pero muy lejos de él.

Hogar, dulce hogar.

Era eso, o vivir permanentemente con su hermano y padre, y vamos, habría que ser tonto para no preferir vivir solo, con un apellido reconocido, un trabajo y departamento los suficientes para vivir como un rey, y una belleza natural poco común entre los de su alrededor.

— Hola — casi salta del susto, al encontrarse a Yoongi caminando a su lado, miró hacia atrás para verificar que se encontraba en dirección a su oficina y recién lo había notado.

— Oh, hola — susurró, abriéndose paso en la oficina, seguido del pálido.

— ¿Te encuentras bien? — preguntó con el ceño fruncido, cerrando la puerta y caminar hasta sentarse en uno de los sillones frente al escritorio del otro.

— Nada bien, mi padre y Namjoon llegan mañana — soltó, de pronto el peso en sus hombros había disminuido — Y tío Kim le hará una fiesta de bienvenida, ¿qué me dices? — se dejó caer en el acolchonado asiento, haciéndolo rechinar.

— De eso me enteré en la mañana, mis padres irán, por lo que es obligatorio el que asista — se hincó de hombros, sonriéndole.

— Al menos estarás ahí — le guiñó un ojo el rubio, irguiéndose en el lugar — Te juro que lo hago por mi padre — contestó resignado.

— Olvida eso, nos divertiremos un montón — se colocó de pies, dando la vuelta y acercarse al cuerpo en el sillón de cuero — Y estará toda tu familia, también — concordó, tomando el rostro infantil entre sus delgados dedos — Y si te sientes incómodo, nos podemos retirar más temprano — rieron, pero cuando Yoongi pensó besarlo, Jimin se alejó, zafándose del agarre.

— Déjalo... — susurró, golpeando la mano que sostenía su rostro — Debo trabajar, ve a tu oficina y haz algo — le riñó, sacando unos papeles de una de las gavetas a un lado.

— Tendré que acostumbrarme a la friendzone, ¿eh? — rieron, él alejándose — ¿En tu casa, o en la mía? — preguntó, Jimin le observó por encima de la pantalla portátil, sus miradas conectándose.

Lost {KM}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora