iv. "si ella no sale, no sale ninguno."

233 20 0
                                    

Levanté la última caja de discos que había para guardarlo en el almacén, hasta que Suga oppa me detuvo cogiendo la caja que llevaba en mis brazos.

- Yo me encargo de esto, puedes irte.

- ¿Ya? – Pregunté sorprendida. – Aún es por la tarde.

- Creo que no te lo comenté en el contrato, pero los sábados tenéis media jornada y los domingos libráis. – Dijo mirando también hacia Taehyung. – Así que podéis iros.

- Hyung, puedo ayudarte a cerrar. – Se propuso Taehyung.

- Tranquilo, me quedaré un rato aquí.

- ¿Vendrás después al tren?

- Claro. Ahora, iros. – Dijo dándose la vuelta yendo hacia el almacén.

- ¡Hasta el lunes oppa! – Me despedí.

Me dirigí hacia mis cosas con Taehyung siguiéndome por detrás hasta la salida de la tienda.

- Bueno, ya nos veremos.

- ¿A dónde vas ahora?

- Supongo que a mi casa.

- ¿Tan pronto?

- No tengo nada mejor que hacer. – Reí.

Taehyung se quedó pensativo por un momento y después me miro con una sonrisa, algo que no pintaba muy bien.

- Vamos a divertirnos un rato. – Sonrió.

- No, gracias. – Me di la vuelta y seguí caminando dirección a mi casa.

Taehyung me agarró de la muñeca provocando que me diese la vuelta a mirarle despreocupada. Estaba haciendo pucheritos e intentando poner ojos de cachorrito.

- Por favor...

Dejé salir un suspiro e hice que soltase mi muñeca.

- ¿No piensas volver a casa?

De pronto Taehyung bajó la mirada, evitándome.

- No. – Dijo fríamente.

Le miré confusa, ¿he dicho algo malo?

- Por favor ratilla... - Decía aún intentando poner cara de pena.

- Te he dicho que tengo nombre. – Suspiraba.

- Suni... por favor...

Empezó a acercarse mucho a mi, provocándome incomodidad y falta de espacio.

- P-para, e-estás muy cerca. – Dije empujándole suavemente del pecho.

Noté cómo le salía una pequeña sonrisa, sabiendo que estaba empezando a incomodarme. Puso una de sus manos en la parte de atrás de mi cintura acercando más nuestros cuerpos, y la otra mano en mi brazo, separándolo de su pecho para darle más facilidad a acercarse a mi cara.

- Por favor... - Susurró cerca de mi oído con una pícara sonrisa.

- ¡Aish! ¡Vale! ¡Pero aléjate! – Grité con los ojos cerrados mientras le evitaba con la cara roja.

- ¿Qué estáis haciendo?

Nos giramos hacia la voz, era Suga oppa quien nos observaba disgustado desde la entrada de su tienda, ya que no nos habíamos movido de ahí.

· El parque de la madrugada | T a e h y u n g F F | ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora