Cerré la puerta de mi apartamento con fuerza, haciendo que uno de los cuadros cayera al suelo y se rompieran. Estaba tan furiosa que no me importó, ni siquiera me di cuenta y seguí caminando hasta mi habitación, o de otra manera, la que fue mi habitación. Abrí mi armario y agarré una maleta, ignorando la ropa masculina que estaba dentro, haciendo que cayera toda al suelo.
Puse la maleta encima de la cama y empecé a llenarla con mi ropa. Escuchaba como golpeaban con fuerza la puerta de la entrada, pero mi labor era llenar esa maleta. Cuando acabé, caminé de nuevo hasta la entrada, abriendo la puerta y encontrándome la cara de Ji Yong, mas conocido como G-Dragon. Su rostro demostraba arrepentimiento, pero sus ojos no decían lo mismo. Le tiré las llaves de la casa y lo rodee ignorándolo por completo.
- Por favor (t/n), déjame explicarte lo que pasó
- Explicarme? – puse en blanco mis ojos y alcé mis cejas burlonamente – Que me vas a explicar? Que te tiras a otra mientras estoy trabajando? O que mientras estoy en casa también lo haces? – Él no dijo nada, y yo solté una risa sarcástica – Imbécil – Y empecé a caminar.
Cuando entré en el ascensor, vi como corría hacia mi dirección pero las puertas se cerraron antes de que el pudiese entrar. Pulsé el botón de la planta mas baja, donde se encontraba mi coche.
En ese mini trayecto, pensé con quien me podría quedar hasta que encontrara un piso decente. Y entonces su nombre me vino a la cabeza. Entrando en el coche, abrí mi teléfono y pulse al contacto en el que mas confiaba.
- (t/n)? Ocurre algo?
- Jeon, necesito tu ayuda....
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Aparqué el coche delante de la casa de Jeon, agarrando mi maleta y bajando. Su casa era grande y bonita, era obvio que lo iba a ser. Él vivía con su actual pareja, la cual no conocía en persona, pero él me habló muy bien de ella, así que suponía que era una buena persona. Toqué el timbre y me abrió él, algo sudado. Suponía que acababa de practicar un poco o talvez de hacer ejercicio. Sonreí y el me devolvió la sonrisa, haciéndose a un lado para que pudiera pasar.
- Siento molestarte en estos momentos Jeon – lo miré algo apenada por la situación.
- No te preocupes, sabes que puedes quedarte cuando quieras. – se acercó a mí, abrazándome. Yo, cuando me acordé, intenté apartarlo.
- Cochino! Aléjate que me mojas de sudor! - Él empezó a reírse y me abrazó con mas fuerza haciéndonos reír a los dos. Después de unos minutos, besó mi frente y nos separamos.
- Ven, te enseñaré tu cuarto
Yo solo asentí y empezamos a caminar hacia la habitación. La habitación era bastante femenina, se notaba que antes vivía con su hermana.