capítulo 2

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Después de que el director se presentara con los estudiantes y estableciera sus dichosas reglas, el almuerzo terminó y yo ya me encontraba en la dirección de nuevo. La odiosa de la maestra estaba sentada a mi lado y Jeremy al frente, con su aire de superioridad.

- Maestra, quiero que me explique, que fue lo que pasó para que la señorita terminara en mi oficina- esa voz ronca que me mata.

- Señor, esta niña es desobediente, sin educación, no tiene moral alguna, irrespetuosa y lo que le sigue- ella hablaba y yo solo me limitaba a mirarla, con unas ganas de arrancarle el pelo por mentirosa.- por eso creo que debería ser expulsada del plantel educativo- quise hablar pero fui parada por el director quién con una seña me indicó que dejara que la profesora terminara de hablar- Víctor le aguantaba todo por unos cuantos pesos que su padre invierte en el colegio pero sé que usted no permitirá que está niña se siga saliendo con la suya- concluyó la pelirroja.

- ¿algo que decir Señorita?- mi momento de hablar había llegado.

- Claro que si director, pero primero quiero saber si esta señora puede invertir en el colegio la cantidad de dinero que dona mi padre, no lo creo, y tampoco le voy a permitir que diga todas esas cosas de mi, cuando soy yo la que les he traído cantidades de premios a este colegio gracias a mí inteligencia, y no tengo la culpa de que Yuleisi no sé aprendiera lo que le correspondía, yo solo me estaba cansando de escucharla tartamudear.

- estaba nerviosa.

- si, claro.

- esto es lo que haremos- volvió a hablar mi imponente hombre.- Maestra, usted puede volver a sus labores, y usted señorita recibirá un castigo.

- Eso no la hará cambiar director, debe expulsarla- escupió la bruja.

- ¿Pedí su opinión?- ¡Dios! La mató.

Intenté, juro que intenté no reír, pero mis carcajadas terminaron resonando por toda la oficina, la pelirroja salió contoneando su cadera, y con cara de espanto, pero eso le pasa por entrometida.

- Wanda ¿Cierto?- y las risas pararon.

- si, la misma que viste y calza- dije con una sonrisa victoriosa.

- creo que debo castigarla, aunque no quiera, una chica tan linda como tú, no debería causar tantos problemas- lo sabía, el dire' es un corrupto.

- fácil, no me castigue y listo, nadie debe enterarse de que no lo hizo- dije con la cara más angelical que pude encontrar y enrrollando un mechón de pelo en mi dedo.

- debe ser castigada, ha sido una niña mala- y lo que me faltaba para dar por hecho las intenciones de Jeremy, fue lo que hizo después, se levantó de su lugar y a pasos firmes se acercó a mí, su rostro cerca del mío, su aliento rozando mis labios, mi mirada estaba perdida en la suya, sus labios me llamaban, pero no sé la pondría tan fácil ¿O si?.

- puedo ser peor- susurré- y todo valió. Sus labios estaban puestos en los míos, y yo de inmediato le correspondí, era un beso lento y diría que hasta apasionado, nuestras lenguas se encontraron y juntas bailaron, sus labios tenían sabor a menta y en ellos me perdí.

- Creo que serás perdonada está vez- susurra en mis labios cuando por falta de aire terminamos el beso- ve a tu curso nena, te espero aquí al terminar las clases- y con una sonrisa me levanté de dónde permanecía sentada y me dirigí a la puerta, con la mirada más sexy que tengo lo volteé a ver antes de salir de su oficina.

Las próximas horas pasaron lentas, tal vez porque esperaba con ansias el final de las clases, no entendí nada de física y mucho menos logré concentrarme en Matemática pero lo bueno es que ya era hora de ir a ver al hombre que había permanecido en mis pensamientos las últimas horas, el culpable de que no lograra entender el movimiento de inercia que explicaba la maestra de Física o las permutaciones de las que hablaba la profesora de matemática, en mi mente solo se repetía ese beso, esos labios, esa mirada. ¡Ese tiguere me gusta!.

Salí del curso a pasos rápidos y me dirigí a la dirección, Vilma aún estaba allí, recogía sus cosas pues ya su jornada laboral había terminado, le di un saludo de boca cerrada o más bien un intento de sonrisa a lo que ella respondió de igual forma y sin tocar entre a la oficina del director.

Estaba sentado en su silla, mantenía los ojos en la computadora y en cuanto me vió se levantó y se acercó a mí, cerré la puerta y me quedé parada esperando a que el llegara a dónde estaba yo y cuando lo hizo, me tomo por la cintura y me acerco a él y sin previo aviso, me beso.

Este no era un beso igual al anterior, era desesperado , mis brazos estaban alrededor de su cuello y sus manos cada vez bajaban más, pero el aire empezó a faltar hasta hacernos separar, él tenía intenciones de volver a besarme de inmediato pero me alejé, en la oficina había un silencio aterrador, lo único que se escuchaba eran nuestras respiraciónes agitadas.

- ¿Que es lo que quieres conmigo?- le pregunté, tal vez yo no sea la chica más decente, pero tampoco me voy a ir a meter con un hombre al cual acabo de conocer, solo porque sí.

- no lo sé, pero te deseo, desde que caíste a mis pies en la mañana, con tu mal hablar, y tú falta de respeto, tú Valentía, me gustaste.- sus palabras son más como un susurro, su aliento golpea mis labios.

- Me tengo que ir, me esperan.

- ¿Me regalas tu número? - me extiende su celular y me registro.

- hasta mañana director- digo con un intento de voz sexy.

- Hasta mañana nena.

Al salir me encontré con Ovady, mi guardaespaldas y chófer, lo sé, mi padre es un exagerado, la única compañía que necesito es a él y no está, en cambio me llena de guardaespaldas, nanas y lujos, como si eso fuera suficiente.

Ovady abrió la puerta trasera para mí y entre al auto, el subió y nos pusimos en marcha. Al llegar a casa se escuchaba lo mismo que todos los días, nada, nada porque no había nadie, más que mi querida nana y las chicas de limpieza pero ellas ni se sienten.

- Mi niña- la voz de mi nana Sara inundó mis oídos.

-Hola Nani- la saludé con un efusivo abrazo.

- ¿Soy yo o mi niña por fin está de buen humor?- pregunta con una sonrisa, mi vieja nana.

- Estoy feliz, conocí a alguien- dije.

- ¿Y quién es el afortunado?- ay Nani!, Si tan solo supieras su edad no estarías tan feliz.

- No te diré y no me preguntes- y entre risas corrí escaleras arriba hacía mi habitación y al entrar me heche a la cama y Morfeo llegó por mí, porque caí en un profundo sueño.

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😘😍

Niña MalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora