Polos opuestos

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Cansado, así se sentía JiMin con los cambios tan repentino que tenía YoonGi hacia él, sus comportamientos lo tenían tan confundido, cada vez que sentía que el mayor tenía algún tipo de afecto por él, al instante se comportaba distante y frío. La escena de hace unos minutos aún lo tenia aturdido, fue un idiota por ilusionarse en ese momento. Se preguntaba si aquello había contado como un rechazo, puesto que al cortar la distancia con su mayor, este reaccionó como si tuviera alguna enfermedad o algo similar.

Desde que el chico de cabellera dorada entró a su habitación había permanecido acostado en su cama con la mirada perdida en el techo intentando retener sus ganas de llorar, estaba intentando no ser débil, pero al sentir como una lágrima se deslizaba por su mejilla, se dio cuenta que tal vez no era tan fuerte como pretendía serlo.

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Por otro lado, se encontraba YoonGi golpeando su rostro con una almohada, molesto consigo mismo. No hacía más que reprocharse desde que se encerró en su habitación.

— Soy un idiota, tan idiota, el más grande de todos. —repetía aquella frase una y otra vez con cada golpe que daba en su rostro—. Holly, ¿crees que soy un idiota? —preguntó a su mascota recibiendo un ladrido por parte de esta—. Genial, hasta tú lo crees.

Se levantó de su cómoda cama y observó la habitación del rubio a través de la ventana, el cuarto se encontraba con las luces apagadas y las cortinas cerradas, por lo cual pensó que el menor ya se encontraba dormido.

Suspiró con pesadez y volvió a lanzarse en el colchón. Ni si quiera entendía porwué se sentía tan molesto. Tal vez fue porque no besó a JiMin y huyó como un cobarde, o tal vez fue sólo el hecho de que estuvo a punto de besarlo... a todo esto «A todo esto ¿por qué intentó besar al rubio?» pensó. Demonios, pero ni si quiera le gustaba o eso creía, el hecho de que creyera que era un chico condenadamente guapo, con una personalidad encantadora y le incomodara que otros chicos se acercaran a él, no era razón alguna para que pensara que le atraía aquél rubio ¿o sí? Bueno, de lo único que estaba seguro era de que no sabía con que cara vería a JiMin mañana, de seguro lo está odiando en ese preciso momento, y la verdad es que no culpaba.

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Ya era temprano en la mañana y YoonGi se hallaba en su Nissan de camino a la academia. Por lo usual siempre se iba junto a JiMin, pero al parecer este se fue primero, ya que al tocar el timbre del apartamento del rubio por más de 10 minutos, este no contestó.

El día transcurrió de manera monótona, sólo clases corrientes sobre la historia de la música en la época moderna, y algunos trabajos prácticos que realizaron en clase. Finalmente, cuando sonó el timbre del receso, el azabache se dirigió hacia la cafetería, ya con su bandeja en mano, escuchando una voz llamándolo a lo lejos. HoSeok, se encontraba haciendo señas para que se acercara a la mesa en la que estaba sentado junto a JiMin.

Una vez el pelinegro llegó a la mesa, se sentó al lado HoSeok, para después empezar a devorar su comida.

— Buenos días a ti también. —respondió el pelirrojo con ironía—. Y bien... ¿Cómo les fue el fin de semana, la película fue buena? —volvió a sonreír, pero esta desapareció cuando ninguno de sus amigos respondió su pregunta.

JiMin, no había dirigido su mirada hacia YoonGi desde que este llegó a la mesa. Al contrario, su mirada permanecía fija en aquél ventanal, y apenas había tocado su almuerzo.

YoonGi, levantó su vista dirigiéndola hacia el menor, pero este último ni si quiera se inmutó. Por lo que ignoró ese hecho y siguió engullendo su emparedado.

𝚂𝚘 𝙵𝚊𝚛 𝙰𝚠𝚊𝚢 [𝚈𝚘𝚘𝚗𝚖𝚒𝚗]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora