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LEONARDO DA VINCI.
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Los mortifagos eran llevados en múltiples ocasiones a distintos lugares en busca del elegido, pero todos volvían sin Potter, Voldemort estaba muy furioso, ya habia matado a, al menos, 20 mortifagos. Amenazando así, a todos los demás si no encontraban y ponían ante él a Harry Potter.
El único que no quería que Voldemort encontrase a Harry Potter era al mismo que penetraba cada noche, el mismo al que le dejaba múltiples moretones. Con quién se descargaba día a día.
Esa tarde, Voldemort entró a su habitación hecho una furia, estaba hasta casi rojo de la ira que sentía, Harry Potter se le habia escapado de los dedos al ir a la casa de los Lovegood, y el rubio sabia que Voldemort habia matado a unos cuantos mortifagos, por el hecho de tener sangre en sus pies descalzos.
Cuando entró se dirigió en seguida hacia el mueble, el mueble al que Draco tanto odio habia profesado, pero no era el mueble, sino, lo que contenía.
--- Ya sabes que hacer. ---dijo Voldemort agarrando con sus manos las cosas del mueble.
Draco asintió, y un poco adolorido se agachó justo en frente a donde daba la vista el balcón. Se sacó la remera blanca manchada dejándose así completamente desnudo. Y espero, espero eso que ya sabia, era inevitable.
Un latigazo se centró en su espalda dejándola roja a carne viva. Otro más, pero esta vez, era con unos pinches que se clavaban profundamente en su carne.
--- ¡Basta, por favor! ---Pidió pero Voldemort no se detuvo, siguió rasgando su espalda con dolor, también matando fuertemente su alma.
Draco sabía por que la tortura era tan cruel, sabia el por que de su enojo y por que lo desvelaba así, simplemente lo sabía.
--- ¡Hijo de puta! ¡¿Cómo te atreves a escaparte de mis dedos otra vez?! ¡Te voy a matar, mataré tus sueños y esperanzas, y juro que comeré tu carne Harry Potter!
Draco sollozó, sentía que su espalda era tan fuertemente torturada, que su espina dorsal era chocada una y otra vez por el látigo de pinches, era tanto el dolor, sintió la sangre de su muerta espalda y comenzó a llorar tan fuerte, su alma estaba muriendo, su cuerpo era tan maltratado.
Pero tranquilo mi amor, yo recibiré esto por ti, vendrás por mi y me cuidaras, me amarás y yo te amaré también. Yo soportaré esto por ti, Harry, por ti mi amor.
Voldemort dejó de torturarlo y guardó las herramientas en el mueble, ese mueble que pronto volvería a ser abierto, como tantas veces.
Voldemort lo agarró de las piernas bruscamente y lo lanzó con brusquedad contra el suelo, Draco no paraba de llorar, no paraba de gritar, la sangre salía. El contrario le dió un golpe en la nariz moviendola de lugar para que se callara, pero Draco no podía, no podía por que le dolía, le dolía la espalda, las piernas a las que Voldemort habia agarrado con sus largas garras y le habia dejado lastimado, su propia sangre manchó el suelo, las lágrimas adornaban la cara.
Levantó débilmente sus manos para acariciar su quebrada nariz, pero fue en vano. El contrario agarró sus dos muñecas y lo embistió de una vez bruscamente.
Draco gritó, tenia una parte de voldemort en su interior, su cuerpo temblaba, quería pedir ayuda, ayuda, paz, salvación, libertard. Quería pero no podía.
Las embestidas de Voldemort le rasgaban y lástimaban su entrada duramente, mezclando su semen con la sangre que salía del ano de Draco, tan lastimado tan herido, tan roto.
Soltó sus muñecas y dirigió sus manos frías con garras grandes hacia la cadera de Draco, dejando unos golpes en el abdomen de este, haciendo que el rubio escupa sangre por su boca, era tan delgado que su cuerpo no aguantaba, la sangre salió de su boca, donde seguidamente Voldemort le besó, tan duramente y se llevó un pedazo de su labio, haciendo una vez más a Draco llorar.
Cuando acabó, llevó sus garras a la carne viva, en la espalda de Draco, y las clavó ahí. Draco sintió las garras clavarseles hasta en el alma, sus lágrimas caían pero estaba tan dañado que no podía gritar, intentó, pero la sangre lo bloqueaba.
Ven por mí, Harry. Estoy aquí, rescatame, mi príncipe de verde.
Pero el príncipe, por más que lo añoraba, no llegó. Una vez más habia pedido, deseado, clamando ayuda que no llegó.
Cuando Voldemort se retiró, Draco movió ligeramente su cabeza, con toda la fuera de voluntad que le quedaba se acercó al sofá lleno de polvo y sucio, ya que el no tenía cama. Agarró la larga camisa blanca pero sucia, manchada con sangre.
Se la colocó y quizo gritar cuando la camisa rozó su cuerpo, la camisa comenzó a mancharse por la sangre de su espalda y los moretones con raspones fuertes sobre su cadera, ya que la camisa llegaba hasta la patella.
Se acercó nuevamente hacia el balcón y observó una vez más la pacífica noche que comenzaba a hacerse.
Recordando casi torpemente, caminó muy adolorido hasta la puerta, la abrió y observó el pasillo, varios mortifagos iban pasando.
--- ¡Greyback! ---Llamó al hombre lobo y cuando este volteó le sonrió con sus dientes amarillos.
--- ¿Qué pasa, perra? ---Le preguntó y Draco, ya acostumbrado le respondió;
--- Necesito que me hagas un favor.
--- Esta bien, pero ya sabes lo que debes hacer a cambio.
¿Que si lo sabía? claro que lo sabía, sabía por lo que tendría que pasar, y volver a sufrir.
--- Bien. ---aceptó.
--- Asi me gusta, vas a ver como te encantará mi pene en esa entradita tuya. ---dijo agarrandole bruscamente del cabello y tirandole para atrás--- ¿Qué es lo que quieres?
--- Quiero que consigas un lienzo, un pincel, y muchísimas pinturas. ---le pidió el rubio y Greyback le miró extrañado pero aceptó.
La noche con Greyback no fué peor que con la del señor tenebroso, habia sido brusco y le habia golpeado por no estar 'gozando', le habia insultado y hasta escupirle en la cara.
Pero cuando finalmente lo llenó de su semen, que al igual que con Voldemort, se mezclaba con su sangre.
Débil, casi a punto de romperse, Draco, en un esfuerzo sobre humano, y un poco emocionado, se dirigió hacia las pinturas y comenzó con su obra maestra.
Comenzó con la forma de su cuello, trazando elegantemente lo que sería su mandíbula, dirigiéndose a su nariz, como una danza, una danza que daba una forma, la forma de un rostro.
El rostro del amor de su vida.
De lo único que le habia dado ilusión, esperanza, él único que sostenía su corazón, y aunque pendía de un hilo, a Draco no le importó, por que ese hilo era sostenido por Harry, y cuando se trataba de Harry, a Draco nada le importaba.
Y que hermoso eran los escenarios que formaba su mente.
Él y Harry riendo mientras cocinaban inútilmente.
Él y Harry uniendo sus vidas en sagrado matrimonio.
Él y Harry regañando a un niño rubio de ojos verdes.
Él y Harry haciendo el amor, lento y cariñosamente.
Y el que más le gustaba, definitivamente.
Él y Harry bailando, en sus mayores años, dos ancianos completamente enamorados, lo suficiente como para pegar su cuerpo de uno al otro y bailar, bailar una danza tan mágica que de solo pensarlo, le llenaba ese corazoncito tan roto a Draco.
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ᴇʟ ʀᴇᴛʀᴀᴛᴏ ᴅᴇ ʜᴀʀʀʏ ᴘᴏᴛᴛᴇʀ; [ᵈʳᵃʳʳʸ/ʰᵃʳᶜᵒ]
Fanfiction'La pintura es poesía muda; la poesía, pintura ciega' ---Leonardo Da Vinci. ____________________________________ [Drarry/Harco] (portada); @/lira-0618 terminada.