Capítulo 04 Llegada

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"Querida Kahoko, ha pasado largo tiempo desde que recibiste mi última carta, ¿Cómo te encuentras pequeña, que dice la universidad? Muchas gracias por las pinturas que me enviaste, son realmente hermosas, me encantaría tenerlas visibles, pero sabes cómo es mi hermano y el abuelo...

Bueno no hablemos de cosas que sé que te harán enojar, últimamente he soñado contigo y algo me inquieta, ¿sigues teniendo los mismos sueños, ya te han revelado algo o siguen siendo sombras? Me preocupas Kahoko, sé que puedes cuidarte sola, si tan solo pudiera.... no sé cómo expresarlo, tal vez sean imaginaciones mías, quiero que me prometas que siempre cargaras los pergaminos y aunque sé que lo odies, si la situación lo amerita mátalos, "ellos no se detendrán", si solo los purificas tarde o temprano encontraran la forma de llegar a ti y no dudaran en asesinarte.

Te amo mi pequeña, daría lo que fuera porque regreses, pronto se llevará a cabo la ceremonia de purificación y me encantaría que estuvieras aquí.

Te ama tu tía Hitomi"

"Kahoko, sé que esto es repentino, tu tía cayo enferma y eres la única con el poder suficiente para llevar a cabo la ceremonia, si fuera de otro modo ten por seguro que no acudiría a ti, recuerda que tu obligación como mi primogénita es cumplir con la tradición y llevar acabo la ceremonia de purificación, te envió los billetes de ida y vuelta. Si amas a tu tía demuéstralo y ven.

-Tsukimori Ryusei

La caligrafía de ambos era hermosa, los trazos de mi tía eran curvos y suaves mientras los de mi padre eran rígidos y rectos, era un tanto extraño que fueran gemelos, me preguntaba si les costaba mucho trabajo bajar al pueblo y hacer una llamada, me causaba conflicto que en pleno siglo XXI siguieran enviando cartas por correo, sabía que era pedir mucho que enviaran un e-mail o se compraran un celular, en fin, parecía que creían pertenecían a otra época, si bien era cierto que Tadami era una ciudad rural esto era exagerar. La diferencia de una carta y la otra era de una semana, me comunique con el viejo Sato que era la persona más cercana al templo y afirmo la enfermedad de mi tía, sin embargo, nadie había bajado a la ciudad, habían pasado casi 6 años desde que deje la casa y de buenas a primera tener que volver a verlos no era de mi agrado, en este tiempo solo había visto a mi tía, que cada año venía. No tenía muchas elecciones o más bien no las tenía, podría reusarme a ir, pero eso sería ser malagradecida con ella, después de todo lo que ha hecho por mí.

-Ka_ho_ chan, ¿es verdad lo que dicen por ahí?_ uno de mis compañeros de clase se acercó

-Se dicen muchas cosas, pero ¿qué es esta vez? _ dije mientras exhalaba el humo del cigarrillo.

-Que la hija prodiga regresa al hogar_ pronuncio burlón, mientras me quitaba el cigarrillo de la mano y lo tiraba_ aun no puedo creer que hayas crecido en un templo, eres todo lo contrario a lo que se espera de una aprendiz se sacerdotisa.

-Deja de molestar Kio, ¿Cómo fue que te enteraste?

-El profesor me pidió que cubriera tus horas del próximo mes, ¿es cierto, regresas al templo Tsukimori?

-Mi tía enfermó y me pidieron que fuera_ pronuncie mientras volvía a sacar un cigarrillo de la cajetilla

-Deja de fumar Kahoko, no se ve bien que una mujer fume_ lo ignore e inhalé el tabaco y lo exhale

-Déjame en paz_ sin decir más, di media vuelta y caminé hacia los dormitorios del campus

No tenía que saber que era una forma de esconder el olor de mi sangre de los "otros" _ había uno cerca y aunque era débil no quería tener ningún altercado.

La maldición del rey dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora