Capítulo 02 Caída

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“Volví a caer, era tan común que me dejé llevar.”


El silencio que inundó el vagón se volvió sepulturas, los vellos de mi brazo se erizaron y un escalofrío recorrió mi cuerpo, la temperatura disminuyó  considerablemente en cuestión de segundos, antes la temperatura rondaba los 24°, sentía la presencia de un ayakashi pero no lograba encontrarlo, este no era el recibimiento que esperaba pero estas tierras estaban muy alejadas de toda civilización, era la única pasajera en el tren de *Tadami y era más que obvio que “ellos” venían a darme la bienvenida

  - Muéstrate quien quiera que seas_ amenace con firmeza.

A pesar de no seguir el legado de la familia Tsukimori, conocía las técnicas para sellar o purificar a los demonios, siempre odié la vida que seguía el clan, te convertías en un exterminador o te dedicabas a la vida en el templo como sacerdote, la hermana de mi padre era una poderosa Miko y quería que siguiera sus paso, pero nunca fui seguidora de uno u otro, así que hui en cuanto tuve la edad suficiente al “mundo superficial”, que era la forma en que  mi familia llamaba  al mundo exterior, provoque la ira de mi padre y fui exiliada, sin embargo, fuera a donde fuera llevaba en las venas el estigma de la familia y por más que no lo quisiera “ellos” siempre querrían mi sangre.

El entorno comenzó a girar, mi atacante aún no mostraba la cara, estaba encerrándome en un hueco de tiempo, antes de que lograra su cometido, materialice una daga espiritual y corte la barrera, volviendo a la superficie del tren.

-Eres más fuerte de lo que esperaba Tsukimori , pero no lo suficiente para vencerme, caerás como lo hicieron los otros que llevan tu sangre.

Apenas estaba asimilando sus palabras cuando se abalanzo sobre mí, por milésimas esquive su ataque
-¿De qué hablas?_ grite mientras comenzábamos a pelear, era rápido y mi falta de practica me estaba haciendo un blanco fácil, nunca fui buena en los combates cuerpo a cuerpo pero logre acertar un golpe profundo en uno de sus brazos, la sangre comenzó a brotar incapacitándolo por segundos, tenía que ir hacia la maleta y sacar los talismanes que siempre cargo, apenas y tuve oportunidad de alcanzar uno cuando sentí el golpe seco en la espalda haciéndome caer.

-Nuestra venganza se completará con tu muerte, han asesinado a tantos hermanos que la última Tsukimori debe morir.

Sus palabras me dejaron momentáneamente paralizadas haciendo que tomara ventaja y volviera a golpearme, por un momento deje de ver y sentí que algo se rompía, no podía morir, no en ese lugar, necesitaba llegar a casa, no sé de dónde saque fuerza, me gire y lance el talismán pegándose a su pecho y en el acto el aro de fuego lo rodeo.

En ese instante las demás presencias se hicieron presentes rodeándome, estaba lastimada, mis talismanes no servían para asesinarlos y no creía tener la suficiente fuerza para volver a materializar un arma espiritual.

Antes de que me atacaran el hueco de tiempo se volvió hacer presente y dejé de sentir el piso sobre mis pies y comencé a descender.

La sensación de ser succionada hizo que el sabor amargo de la sangre se intensificara en mi boca, me hundía en una especie de líquido, que por un momento me asfixio, creí que moriría ahogada, volvía a caer y como en mis sueños deje que me llevara a la deriva.

Estaba a punto de perder la razón cuando la voz de mis sueños comenzó a hablar_ No puedes morir, aún hay cosas que debes hacer, es momento de que cumplas tu misión.

De pronto una intensa luz me cegó por completo, para de pronto arrojarme a un bosque, antes de que mi cuerpo impactara contra el suelo alcance  a tomar control de el y logre caer sobre mis pies, pude ser consciente de que mi atacante caía a un estanque, registre mi entorno y este definitivamente no era *Okuaizu, había un enorme roble torcido cubriendo un edificio  muy similar a una taberna, la cabeza comenzó a darme vueltas y el dolor en mi brazo se intensifico, antes de que me diera tiempo de asimilar todo, escuche un grito agudo, gire hacia el estanque y el demonio estaba a punto de atacar a una niña de cabello negro, antes de que este se alimentara  corrí hacia ella empujándola y pateando al demonio en el brazo lastimado, provocando que el impulso nos arrojará al estanque.

Como acto reflejo cogí a la niña en brazos y salí rápido antes de volver a ser atacadas.

-Esa cosa te paraliza si tienes miedo, se alimenta de…_ le dije a la pequeña mientras la veía a los ojos de un impresionante color amatista, me sorprendió ver un pequeño cuernito en su cabeza, esta no era una niña humana, era una...

-Ai_ escuché el grito de una mujer, al girar vi que esta corría hacia donde estaba, parecía como si estuviera frente a una aparición, era la chica de mis sueños, me aturdió verla que no pude reaccionar_ Ai, ai estas bien pequeña_ decía mientras nos alcanzaba, la niña le respondía algo pero no lograba distinguir sus palabras, estaba completamente en shock_ gracias, muchas gracias por rescatarla_ parpadee intentando que mi cerebro reaccionara, era ella, la misma chica, apenas estaba regresando al presente cuando sentí la presencia del demonio con intenciones de atacarnos.

-Cuidado_ grite mientras las apartada, con la poca fuerza que tenía logre crear un arco y lance una flecha haciéndolo caer.

El mareo se intensificó y comencé a perder fuerza, sentí una cantidad enorme de ayakashis a mis espaldas logré girar y comencé a distinguirlos, no sé si era el dolor, la pérdida de sangre o si algo extraño había en el ambiente, pero en ese momento las sombras, las figuras que en sueños estaban cubiertas por neblina se encontraban frente mío, eran tan claros que si estiraba la mano podría tocarlos, estos a diferencia de mis sueños los veía en su totalidad, un hombre de cabello negro, piel extremadamente pálida, ojos de un rojo carmesí y un par de cuernos encabezaba el grupo, a su espalda un chico de cabello blanco y túnica blanca  lo seguía, un par de tengus y así sucesivamente el desfile de ayakashis comenzó a juntarse, los que más llamaron mi atención fueron el kitsune y el komainu, los guardianes del templo, la mayoría de las historias que narraba la voz en sueños era sobre ellos, el templo, la extensa playa, todo lo que tuviera que ver con ese lugar acababa mostrándomelos, jamás imaginé que aquella siluetas se tratara de  ayakashis.

Como acto reflejo cubrí a las chicas que estaban a mis espaldas.

-No se preocupen, yo las protegeré_ antes de que sucediera cualquier cosa, la neblina cubrió mis ojos y volví a sumergirme en las profundidades de la oscuridad, a lo lejos escuchaba murmullos, voces, a pesar de estar rodeada de ayakashis  no sentí miedo, una nueva voz, muy diferente a la que solía hablarme pronuncio a lo lejos, “El Rey Dragón te espera, no demores” y como si apagaran el interruptor, deje de escuchar y sentir.

Fin Caída

La maldición del rey dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora