El pan quemado

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Un rayo de luz que entraba por al cortina entre abierta. Hizo que Manuela despertará, moviendo un brazo por el costado izquierdo de la cama. Sentándose de golpe, al sentir el cuerpo de su novia.


Mirando a los lados, sintiendo el aroma de comida deliciosa y exquisita. Entrando por sus fosas nasales.

Corriendo salió del cuarto, bajando con cuidado las escaleras. Entrando a la cocina, viendo a su morena bailar, moviendo sus caderas al compás de la música, con una blusa que apenas y le cubría el trasero. La pala de plástico, con la cual es su micrófono.

Y el cabello sujetado en un moño alto.

Manuela se detuvo a apreciar esa figura echa por los dioses.  Sonriendo, al ver como Regina cantaba la canción aún sin saberla por completo.

La mejor versión, favorita de Manuela. Era esa, Regina cocinando para ella.

Llegó a pasos lentos ha ella.
Sus manos abrazaron los costadosde la cintura, juntado la suya y marcando más lentos los movimientos.

-Hola- susurro al oído, besando suavemente.

La morena, al sentir escalofrío y su piel de punta por la acción. Recargo su nuca, en el hombro de Manuela.

Sonriendo dio vuelta, mirando los ojos más expresivos del universo, viendo su reflejo en ellos.

-Buenos días, cariño- rozó las puntas de sus narices, dando un pico en sus labios.

-Buenisimos días, diría yo hermosa- declaró Manuela, aparentando sus llemas de los dedos en las caderas de Regina.

-Te vi durmiendo muy agusto y no quise levantarte- frentes pegadas.

-Lo hubieras hecho. Sabéis que me encanta verte cocinar, amo poder apreciar todo lo que hacéis- apartó un mechón de cabello y lo puso tras la oreja.

-Lo sé, mi amor. Pero quería sorprenderte y llevarte lo a la cama, en agradecimiento por la mejor noche de mi vida- un leve rubor en sus mejillas y escondiendo su rostro en el cuello de Manuela.

Moviendo su nariz, queriendo impregnar el aroma de su prometida.

-Hermosa, que me da cosquillas- se reía la española.

Saliendo del escondite. Abriendo sus ojos de golpe, saliendo de sus brazos.

-¡Ay no!, amor. Se ha quemado- grito y susurro a la vez. Apagando el fuego y sacando la sartén.

-Dejame ver- efectivamente estaba negro. Y olía a eso, quemado.


-¡Diablos!- se despeino -Se arruinó, ya esta. Se cancela todo- enojada y frustrada.


A Manuela le gustaba mucho los gestos de su prometida, cuando se molestaba por las cosas que no le salían.

-Pues....que no está del todo- decía para hacer sentir bien a su morena -Que podemos arreglarlo- Regina negaba, Manuela cogió un plato y cuchillo quitando lo quemado -Mira, bebé. Que se rescata la parte de arriba- hacia su mejor esfuerzo.


Regina apoyo su mano en la barra, viendo con atención lo que su prometida trataba de hacer. Le parecía tan romántico.

Sonriendo de lado, nego y suspiro. Diciendo en bajito -Me encanta, es tan perfecta-

La concertación con la que Manuela tomaba el cuchillo y rebanaba el pan relleno. Era infinita.

-Manu...ya déjalo así, pequeña. Haré otro- se junto a lado. -Amor, todo esta dañado no podremos comerlo así-

-Que va, Regi. Mira lo que he limpiado- enseñaba al meter un pedazo completamente negro, la morena tenía razón. No había manera de comerlo. -¡Hala!, jodidamente delicioso-


Eso era amor.
La morena se reía y reía, abrazando a Manuela por el cuello.

-Te amo, de verdad que lo hago- daba besos por toda su cara -Siempre tratas de arreglar el cagadero que hago- beso su boca. -Eres un amor de persona y me siento afortunada- comentaba felíz.

Saltando encima de ella.

La española la alcanzó agarrar.

-Mi española favorita- beso -Me encantas- otro beso -Y te vas a casar conmigo- demasiados besos -Y también eres mía-

-Regi, mi amor. Que no tengo fuerzas por la noche anterior, baja o te voy a tirar- pedía con una sonrisa de esquina a esquina.

-mmm....que romántica mi amor- se bajó y camino al frigorífico.

-Espera- de un movimiento fuerte la subió a la barra justo a lado del lava platos -Gracias por esas palabras, pequeña. Las aprecio un montón, también digo que eres hermosa, mi prometida y absolutamente mía- acuno su cara viendo fijamente a los ojos.

-Manuela de Regil-

-Regina de Gandia-

Y se volvieron a besar.
Cabe resaltar que a las dos le gustaba mucho besar y pues. Si ajá.















Niñas, de verdad que me da muchísima risa como le puse "el pan quemado" JAJAJAJA tan boba. Disculpen mi retraso. Saludos

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One Shots //MEGINA//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora