Destino 3. Tu mejor amigo, un lápiz de grafito

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NICO

A Nico le gustaba Lou Ellen.

No de la forma romántica del “gustar”. Como tampoco le gustaban las chicas de la escuela, ni las recepcionistas del hospital.

Le gustaba la forma en la que te dejaba hablar, interrumpiendo solo cuando notaba que estabas eludiendo u ocultando algo

Lou Ellen podía saber todo de ti, sin necesidad de hostigarte con preguntas.

-Terminamos por hoy Nico- Declaró la chica, sonriendo.- Si te parece bien, me gustaría  verte todas las semanas.- Nico asintió con la cabeza, aunque una parte de él se preguntaba, seriamente, cómo demonios iba a pagarle.-  Hablaré con Will para ponernos de acuerdo con el horario- Lou sonrió y caminaron hacia la puerta- Te llevaré a su oficina-

-¿No tienes otros pacientes?- pregunto, aunque agradecía internamente la compañía de la chica por aquellos pasillos, que más le parecían un laberinto. O un calabozo.

¿No se sentían atrapados los pobres? ¿Acaso él era el único que se asfixiaba?

-Tengo unos minutos- respondió restándole importancia. Siguieron caminando en silencio, mientras sus pasos resonaban por los blancos pisos. Varios pares de ojos se volvieron a mirarles provocando en Nico un sincero deseo de huida. Se concentró en el camino, en el movimiento de sus tenis sobre el piso.  

“Will Solace” rezaba en letras blancas sobre el cristal de la puerta de un pequeño cubículo. Lou Ellen llamó tres veces pero no obtuvieron respuesta.

-Debe de haber ido a hacer su ronda-

-¿Debo esperar aquí?- preguntó nervioso, mirando hacia la sala de espera dónde ya había un grupo numeroso de personas.

Lou no le respondió y dirigió su mano hacia la perilla.

Abrió la puerta.

-Espera adentro- le dijo haciéndose a un lado para que pasara y ofreciéndole una sonrisa  sincera- Le enviaré un mensaje-

-¿No se molestara si entró sin su permiso?-

Le pareció que Lou Ellen hacia un esfuerzo por no reírse -No creo que tenga problemas contigo-  le respondió dándole espacio para pasar a través de la puerta.

Lou Ellen lo dejo, argumentando no solo que había sido el propio doctor quien le había pedido escoltarlo hasta su cubículo, si no que ella tenía otros pacientes y que sus opciones se limitaban a quedarse ahí dentro, solo… o a esperar en la sala llena de gente.

Su respuesta fue obvia.

No le sorprendió que la oficina, porque no encontraba otra manera de llamarla, se encontrará tan iluminada. Aunque agradeció internamente no tener que soportar más del color blanco.

Se sentía como un intruso, de la misma forma que lo hacía en su casa.

Merodeando por lugares a los que no pertenecía.

Una vez que Lou Ellen lo dejó solo, se sentó en la pequeña silla frente al escritorio. De espalda a la puerta.

No tenía nada mejor que hacer así que, al final, tomó un pequeño block que estaba sobre la mesa y un lápiz de grafito.

Y se sumergió en su propio mundo.

Un mundo hecho a base de hojas de papel y lápices de grafito.

El lápiz en su mano hizo trazos hábiles, lentos, suaves y precisos sobre el papel.

La escena era similar a la que observaba.

El mismo cuarto, el mismo escritorio, los mismos libros… Pero Solace estaba ahí. En medio de todo. Iluminando todo con su propia luz… sonrío sin proponérselo, sin notarlo siquiera.

Se sumergió tanto en su trabajo que no noto la presencia a su espalda hasta que le habló:

-No sabía que dibujaras-

No soy de dejar notas, pero si llegaron hasta acá: Muchas gracias.
Mi intención inicial era realizar un especial de San Valentín en esta historia pero, la vida real tenía otros planes.
Así que, para compensar voy a subir 3 partes de este fic a lo largo de este día. Espero les esté gustando está historia tanto como a mí me ha gustado imaginarla.

Cualquier comentario, queja o sugerencia será bien recibida
Y

Feliz Día de San Valentín!!
Tseje

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