QUINCE.

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Jin sentía que sí derramaba una lágrima más se quedaría seco, las cosas de su habitación estaban regadas por el piso y muchas de ellas se habían roto.

Roto igual que su corazón, había puesto su confianza en Namjoon y él lo había defraudado. Le entregó todo y a cambio recibió lágrimas.

Salió de su habitación, el departamento estaba vacío después de que le pidiera a Hoseok que se llevara a los niños, a pesar de lo que había pasado él confiaba mucho en su amigo y ahora también en Yoongi.

Caminó con pesadez hasta la cocina donde abrió una de las alacenas y sacó varias botellas de soju, destapó una y bebió de ella sintiendo como el líquido parecía quemar su garganta.

—Eres un hijo de puta, Kim Namjoon.

En aquel sobre que Jaehwan le había entregado encontró fotos de Namjoon con una chica de su trabajo, estaban muy juntos y en otras se veía que estaban besándose, Jin volvió a guardarlas y no hizo nada más que destrozar todo lo que se encontrará a su paso.

Tontamente creyó en lo mucho que Namjoon decía quererle todos los días, se entregó a él sin esperar nada a cambio, le abrió su corazón y su confianza.

Namjoon había jugado con él y por eso Jin tenía miedo de enamorarse de nuevo, porque a veces el amor dolía tanto como una puñalada.

💔

—Hijo, no debiste...

—No podía quedarme así, viendo como sufría por su hijo —sollozó— Era doloroso de sólo verlo.

La madre del chico se sentía mal por su hijo, nunca lo había visto de esa manera, sufriendo por amor.

Sabía que Namjoon había puesto la felicidad de su novio sobre la de él pero estaba segura de que el chico no se encontraba del todo bien, había recuperado a su hijo pero a cambio de perder al hombre que amaba.

A veces el amor suele ser doloroso y complicado.

—Ve a descansar, te llevaré un té.

—Gracias mamá —limpió las lágrimas de sus ojos y fue a su habitación.

La señora se quedó en la cocina preparando el té y algo delicioso para comer, pensó que su hijo se sentiría bien si su estómago estaba feliz.

Mientras Namjoon siguió llorando en su habitación, no sabía si era oportuno llamar a Jin o enviarle un mensaje disculpándose por ser tan cobarde, se sentía confundido, su cabeza había empezado a doler al igual que su pecho.

Por otra parte estaba Hoseok, se sentía mal por Jin, sabía que este había sufrido demasiado anteriormente y quería que su amigo fuera feliz, que tuviera una vida sin preocupaciones. Pero tal parecía que la vida misma trataba de evitarlo.

Jin estaba demasiado ebrio, recostado en uno de los sofás de la sala cuando tocaron el timbre, se levantó mientras se tambaleaba y abrió la puerta.

Jaehwan estaba ahí y llevaba sus chocolates favoritos.

—Traje esto porque pensé que te haría sentir mejor —sonrió con amabilidad.

Jin frunció el ceño y lo miró fijamente.

—Vete, no quiero verte a ti, ni a nadie —arrastró las palabras.

—Estás ebrio, no voy a dejarte así —entró al departamento y cerró la puerta.

El castaño avanzó torpemente hasta la sala y se dejó caer en el sillón de nuevo, Jaehwan dejó los chocolates sobre la pequeña mesa de centro y una sonrisa se formó en su rostro al ver a Jin en ese estado.

¡Papi, sonríe! |NamJin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora