Llegué hasta tu habitación, te vi allí parado, me miraste y te arrojaste entre mis brazos.
-Tengo miedo.- Me dijiste con voz temblorosa.
-¿Qué pasó Tae? Dime.-
-Tu-tuve un paro cardíaco.-
Mis ojos te miraban fijo sin poder creer lo que me decías.
-Jungkook…creo que no lo lograré.-
Un escalofrío recorrió mi cuerpo y un miedo terrible me paralizó. ¿Y si era verdad que nunca despertarías? ¿O si era peor que desaparecieses? ¿Qué haría yo? Esto es muy egoísta pero te quiero a mi lado. No quiero perderte. Te quiero para mí.
El silencio reino el lugar.
Después de ese día estuve contigo en todo momento, ni siquiera iba a mi habitación para ver mi cuerpo.
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-Ya basta!.- Me dijiste.
-¿Qué?!-
-Vete a tu habitación Jungkook.-
-No lo haré.-
-He visto a tu familia y amigos visitarte, y tú ni siquiera te has dignado ir a verlos.-
-Ellos no pueden verme y no voy a alejarme de tu lado.-
-Yo estoy bien Jungkook.-
-No voy a irme y listo.-
-Agh!!! Eres tan terco!! No voy a irme a ningún lado!! Asique vete a tu habitación!!-
-¿Y si desapareces?- Abriste tus ojos y miraste hacia el suelo como si hubiese algo interesante.
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-No voy a irme a ningún lugar Jungkook.-
-No soportaría verte desaparecer otra vez Tae.- Un leve sonrojo cubrió tus mejillas con esas palabras que te dije, pero no dijiste nada. –No quiero perderte.-
-¿Por qué?.- Me dijiste.
- Porque me gustas Tae, me gustas.- Me acerqué a ti y por inercia te abrasé. – Quiero vivir los últimos momentos que nos queda, no me quiero separar de ti. –
-Lo…Lo dices como si te fuese a ir.-
-Te quiero Tae.- Te mire, tomé tu rostro entre mis manos y me fui acercando a tus labios. No me rechazaste. Ambos nos besamos lentamente y disfrutando cada segundo. – Te quiero.- Dije una vez más.
TUM TUM!!!- Mi corazón hizo un golpe violento otra vez. NO AHORA POR FAVOR!!!, pensé.
-También te quiero Jungkook.- Me dijiste y te respondí con una sonrisa, estaba muy feliz.
TUM TUM!!!.- Otra vez y más fuerte.
Te miré memorizando tu belleza, toqué cariñosamente tu mejilla grabando cada caricia que te hacía con mis dedos.
-Lo siento.- Dije.
Me miraste confuso.
Entonces desaparecí de repente.
