Sentí unos besos mojados por todo mi cuello, abrí un poco los ojos y la luz del sol traspasaba por las cortinas, y eso me molesto.
- Buenos días princesa mía...—pasó sus manos por toda mi cintura—
Me reí.
- Buenos días...—abrí los ojos y le di un beso—
- Dormiste bien? —ve mis pechos—
- Muy bien al lado tuya...—lo abracé—
Me comencé a reír, me levanté de la cama para ir a hacer el desayuno, pero Jefnier me agarro del brazo.
- Mera ¿pa' donde es que tú vas? —sonríe pegándome a él—
- Ay déjame...—me reí al ver su cara de pervertido— tengo hambre...
- Yo también...—agarra mis nalgas—
- Acho papi —me reí mirándolo—
- Dime mami....—me empieza a besar el cuello y a hacerme cosquillas—
- Hahaha —me reí— Jef no....
- Dale, dale, está bien...—se ríe mirándome—
Le saqué la lengua cuando me separé.
- Esta noche no te me escapas...—me guiña el ojo para después levantarse de la cama—
Me giré, estaba nada más con el bóxer. Me comencé a reír nada más verlo...
- ¿Que pasó? —dice confuso—
- Nada papi, que estás rico...—me reí, y casi corriendo me escapé de el—
- Maldita...—escuche su risa desde la cocina—
Me lave las manos, e hice el desayuno rápidamente, eso es lo bueno de saber cocinar.
- Jef el desayuno...—dije—
No me contesto, y eso me extraño mucho.
- Baby...—lo llame de nuevo—
Ni lo escuche, así que fui hacia la habitación, estaba cerrada, y al entrar el estaba hablando por su celular, se lo veía algo molesto.
Entre y me miro, claramente estaba discutiendo con esa persona la cual estaba hablando, lo noté al verle el rostro de molesto.
Me quede arrimada sobre la puerta, mirando todos sus gestos y cómo alzaba las manos molesto.
- Puñeta...—lo escuche después de colgar—
- ¿Pasó algo? —dije acercándome a él—
- No, nada...olvídalo...—dice tratando de sonreír estando molesto—
- ¿Seguro papi? —dije abrazándolo, mientras que el ponía sus manos en mi cintura—
- En verdad...no...—dice suspirando, algo preocupado y molesto—
- Explícame...—me senté en sus piernas—
- La cuestión y el problema son mis padres, seguro que alguno de mis primos le habrán contando lo qué pasó la vez que ellos fueron a casa...—dice mirándome—
- Agh, olvida eso baby —lo mire y deposite un beso suave en sus labios—
- No puedo —se toca la cabeza— no quiero que me separen de ti, yo me estoy empezando a enamorar, y a experimentar que es el amor verdadero...
- Yo estoy puesta pa' ti ¿vale? —dije abrazándolo— nada va a pasar...
- Eso espero...—suspiro y también me abrazo—
•••
- ¿Salimos esta noche? —habla Jef mirándome—
- ¿No tenias que ir a tu casa? —lo mire— me dijiste que tus papás te dijeron que vayas...
- Acho, no me importa lo que digan —me miro— nunca estuvieron pa' mi, y ahora ellos quieren que les obedezca...—se ríe sarcástico—
- Tienes 18 años, y este año tendrás los 19, ya eres mayorcito como para estar al antojo de ellos...—lo mire—
- Tienes razón, así que ponte más linda que hoy salimos...—sonrió mirándome—
- Okey —sonreí contenta—
•••
- Baby...—sin tocar la puerta, pasa hacia la habitación— oh...
- Qué pasó? ¿No te gusta mi conjunto? —dije— a mi tampoco mucho, si quieres ahora me lo qui....—me interrumpió besándome—
- No mami, no es eso —miro mis nalgas— pongas lo que te pongas, te queda perfecto...
- ¿si? —dije mirándolo—
- Si, todo...—sonrió—
Sonreí también.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- Bueno, vamonos...—me agarra de la mano— ¿ya acabaste, no?
- Si —asentí— ya nos podemos ir...
- Okey mami...—salimos de mi casa—
Al salir de mi casa, en una esquina estaban los típicos muchachos o mejor dicho, maleantes, fumando hookah y con la música bien alta.
- Mera mami —escuche una voz, pero lo ignore—
- ¿Quien carajos es ese cabron? —dice Jefnier mirándome—
- No le hagas caso —le rogué— vámonos rápido por favor...
Jefnier los siguió mirando mal, así que le agarre de la mano para acelerar el paso.
- Mami, si como caminas cocinas, me como hasta el pegao' —escuche a otro hombre y las risas de los demás panas—
- Mera cabron, ¿soy invisible aquí o que? —levanta las manos Jefnier molesto—
- ¿tú eres el hermano? —se levanta— ¿o eres....su gato?
- Qué hermano ni tres carajos, soy su jevo, ¿porque papi? ¿Tienes algún problema? —ambos se encaran—
- Baby vámonos...—volví a agarrar su mano—
- Cabron, bájale ahí...tú no sabes con quien estás hablando... —noté cómo iba sacando una pistola—
Antes de que esto se descontrolara, me metí yo.
- Mera Frank, bájale tu cabron, que aquí todos sabemos de calle...—me puse adelante de el, separándolo de Jef—
Se me quedo mirando unos segundos, hasta que volvió a hablar y dijo:
- Si no fuera por el respeto que te tengo, ahora mismo le viese volao' la cara de lagarto que tiene ese mamabicho...—señala a Jef—
- Vámonos...—volví a agarrar la mano de Jefnier, hasta llegar al carro—