Eva tuvo suficiente y dejó la celebración. Ella debería haberse quedado, para demostrar que podía superar su ex-prometido con gallardía. Kou estaría muy decepcionado de ella si se marchaba como un perro apaleado, pero ya no podía estar en la misma habitación con Ruki sin sentir furia y ganas de matarlo. Gracias a Dios Reiji iba con ella, así no estaría sola.
—¡Eva, Reiji!¿ya se marchan?
—Sí, señora komori, yo la llevaré a casa, se encuentra indispuesta —contestó Reiji por ella.
—¡Oh cielos querida!¿qué sucedió? Tus ojos están hinchados.
—No es nada, es una tontería —sonrió levemente —sólo estoy llorando de felicidad, no se preocupe.
—¿De felicidad? —preguntó anonadada —¡pero si no lo parece!
—¡Yo estoy feliz! Es sólo que soy muy dramática llorando, cielos, me pasó algo muy bueno, pero no me siento bien. Buenas noches.
—Sí, bueno, ten una linda noche querida... y tu también Reiji —él asintió y se llevó a Eva consigo.
Odiaba la sensación de ser invisible. No había sido invisible desde la escuela secundaria, antes de que la pubertad la golpeara con fuerza, había pasado mucho desde que se sintió tan ignorada. Ya no era la tímida colegiala sin amigos. Ella era la supermodelo Evangeline. Ella era el rostro principal de muchas marcas internacionales. Ella era como la reencarnación de Afrodita, la maldita diosa del amor y la belleza. ¿Y él se había atrevido a romper su compromiso con ella? Se sentía humillada... y soberbia.
Evangeline abrió la puerta de su hogar con lentitud, Reiji la seguía muy de cerca, observando sus pesados movimientos, ambos estaban heridos... ella más que él, así que justificaba su tardanza más que nunca—. ¿Es doloroso? —preguntó Eva, entrando a la cocina para llevarse una taza de té a su invitado.
—No tanto como debería —contestó. Estaba sentando en una sillón individual color crema de aquella sobria y minimalista salita, tenía las piernas cruzadas, el ceño fruncido y la cabeza analizando todo.
—Supongo que alguna señal debió de habernos avisado, sólo que ambos decidimos ignorarlo por nuestro bien —le dijo mientras trajinaba en la cocina. Sirvió el té en una preciosa taza de porcelana verde agua y se la llevó a su invitado—. No tardaré mucho.
Reiji no contestó. Ella de inmediato marchó hacia su propia recámara mientras empezaba a despojarse del incómodo vestido y de su bonito tocado. El cabello liberado emulo una cascada de semi rizos castaños en su espalda, fue lo último que Reiji vio de ella antes de encerrarse.
Eva tomó lo que era necesario, por la época, en Francia estaría refrescando, pero no demasiado como para usar bufandas y guantes. Estuvo lista en menos de cinco minutos ya que una escapada de fin de semana no requería demasiada preparación. Salió con un vestido blanco y sandalias, en cuanto su cabello así lo dejó—. Estoy lista —dijo halando su maleta hasta la sala.
Reiji se levantó con elegancia y urgencia de marchar ya.
El trayecto hasta el departamento de Reiji, que no estaba muy alejado del que ocupaba Evangeline, fue silencioso pero no incómodo, los dos tenían un par de cosas en que pensar. Eva observó un diminuto anuncio puesto en una esquina con su rostro en el, la nueva imagen de Sussan, semejante logro no ayudaba a sentirse mejor en absoluto. —¿La amabas? —preguntó. Reiji no necesitó decirle por qué él también quería huír, pues cuando ambos salieron del balcón a la fiesta, ella entendió casi todo al pelo.
—Lo hacía —dijo —nunca hizo caso a mis atenciones, ya entiendo por qué.
Eva rió dolorosamente —Estamos terriblemente hundidos, tu y yo —bromeó.
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The Second [Reiji Sakamaki]
FanfictionLa decepción es uno de los más desagradables sentimientos que habitan dentro del hombre. Es mucho mejor no tener sentimientos. Ella estaba tan decepcionada como él, su cuerpo indiferente recostado del balcón sólo le afirmaba la teoría de que... uno...