Falling Angels.

•CAPÍTULO VI•

-Noah-

*Lunes, 6:00 p.m en mi casa*

Pasaron 45 min hasta que vi a Emma y Tessa sobre una moto. Pararon frente a mi casa, para ese entonces, el área se hallaba con varios coche patrulla a menos de 5 metros de mi apartamento. Estaba sentada en las escaleras que hay antes de la puerta de mi casa, a la espera de mis amigas, encojida sobre mis pensamientos y paralizada por el terror de la última hora, sollozando.

Tessa y Emma se aproximaban a mi, oigo que Emma me habla pero ahora mismo es una voz que está en segundo plano. Me sumerjo en mis pensamiento que reflejan el rostro de Rebecca hasta que Emma dice algo de ir a su casa.
Siempre me a gustado su casa, ese ambiente de simpatía y no de soledad como la mía me agradan.
Ella pide un taxi y nos dirigimos a casa de Emma.

*Martes, 1:00 p.m*

Toca mates, y me las tengo que buscar para que me echen. Quizá quitándole las llaves del baño a Leslie ya es suficiente.

*5 min después*

Llegué a dirección no sin antes pasar por secretaría. Toqué la puerta 4 veces (cómo no). Ann, la secretaria del director, me abrió casi con ansias nada más verme.
Es alta pero no más que yo y, aunque fuera delgada, tenía unas curvas de infarto, lleva el pelo suelto negro, largo y ondulado y tenía un nariz prqueñita y chata, que combinaban genial con sus ojos color gris. Tenía unos vaqueros largos y una camisa que se asemejaba a un polo. No podía tener más de 28 años.
Hace un par de años atrás, la secretaria que había antes, rozaba los 70 y acabó jubilandose. El director "para fomentar la socialización y la integración" de los que trabajaban en el insti contrató a gente joven que ni si quiera habían acabado los estudios.

El año en el que mis padres, asquerosamente ricos y conocidos internacionalmente, se enteraron por malos medios de que yo estaba metida en peleas ilegales, sobornaron con más de 100.000$ a todas las personas que les habían dicho todo eso a cambio de que no ensuciaran sus nombres.
Para que no diese más problemas, me obligaron a presenar una emancipación, ya que echarme de casa también supondría ensuciar su asquerosa reputación, y lo vendieron a la prensa como si yo fuera una mujer independiente y autosuficiente y ya estuviera lista para abandonar a mi familia.
En ese mismo año repetí curso dos veces. Lo que significaría que ahora mismo, en el presente, mientras todos mis compañeros con los que compartía clase tenían 16 o 17 años yo tenía 18 y este mismo año ya cumpliría los 19. Y sé que podría haber abandonado los estudios pero de verdad que quiero salir adelante y demostrar que puedo sin ningún apoyo parental.

He odiado a mis padres desde que se metieron a trabajar en una empresa de petróleo, cuando yo solo tenía 9 años. Dejaron de jugar conmigo, y de preguntarme si quiera como estaba. Se limitaban a meterme en el colegio más pijo solo permitido para niñas más caro de la región y dejarme rodeada de asquerosas sirvientas.
Y por no hablar de mi salida del armario.
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-Auking -dijo Ann a la vez que miraba ambos lados del pasillo -Como sigas metiéndote en líos no voy a seguir salvándote el culo -parecía realmente seria pero yo sabía que de algún modo estaba contenta de que estuviera allí -No estoy dispuesta a perder este trabajo.
-Tranquila, esta vez no he hecho nada. Necesito que me consigas un par de cosas -sabía de antemano que no le estaba sonando muy bien aquel argumento.
-Por mucho que me atraigas no se me está permitido enseñar registros de otros alumnos -debió de ver mi esfuerzo por ocultar mi cara hecha un cuadro, por que hizo un atisbo de sonrisa -Sé que estás aquí por Rebecca Stones. Sus padres llamaron ayer para notificar su... bueno tu ya sabes, dado que también sé que apareció su cadaver en tu casa. ¿De verdad crees que lo mejor ahora es investigar sobre su vida pasada? Ambas sabemos que ella nunca hablaba con nadie pero era simpática y bastante bella, pero creo que deberías preocuparte por ponerte a salvo Noah -me agarró el mentón con una mano y me miró con ojos profundos que trasmitían verdadera preocupación. No pude evitar besarla. Beso que a ella la sorprendió por completo pero noté como sus labios se relajaban ante los míos. La empujé hacia su despacho y cerré la puerta con el pié. Cojí su cadera y giré su cuerpo poniendo su espalda contra la puerta ya cerrada. La inmovilicé poniendo sus brazos por encima de su cabeza y arrimando mis caderas sobre las suyas. Se estremeció ante mi contacto, y eso era señal de que ya era mía, de que en este momento podría hacer lo que deseaba desde que la ví, pero a continuación, las imágenes de Rebecca en mi recibidor me atacaron como tiburones, la veía pidiéndome ayuda con su voz dulce y silenciosa. En ese momento me dí cuenta de que este no era el momento para satisfacer mis necesidades. Debía aprovechar que ahora Ann estaba sucumbiendo e intentar que me diese el registro estudiantil de Stones.
Me aparte de su boca y comencé a besarle poco a poco cada uno de los lunares que tenía en el cuello hasta que volvió a lanzar un pequeño gemido que hizo que se me parara el corazón, pero no la mente.
Me paré bajo su oreja suspirando sobre su lóbulo -Ann, no me lo pongas difícil por favor. Tan solo necesito ese documento, por favor te lo pido -le rogué.
-Joder Noah... -dijo con decepción.
Sabía que no aceptaría así que comencé a bajarle los brazos y me separé un poco de ella- Yo sé que no quieres que pare, y sinceramente, yo tampoco. Pero de verdad que necesito ese documento... Por favor.
Ella me miro y me besó por ultima vez, un beso lento que le confirmaba que esta no iba a ser la última vez que lo hiciera. Se apartó de mí sin parar de mirarme fijamente y se fué hasta una estantería llena de cajones y abrió uno. Rebuscó durante un par de segundos y sacó el registro de Rebecca. A continuación me lo dió y bajo la incertidumbre de descubrir que tipo de relación tenia Rebecca con el mundo exterior lo abrí de golpe. Comencé a leer desde lo mas alto. Pasando sobre su nombre, su fecha de nacimiento, sus notas (todas sobresalientes), su expediente médico hasta detenerme en un apartado que no todos lo estudiantes tienen... un apartado que me heló la sangre e hizo que mi única reacción fuera salir de ese despacho hasta mi taquilla y guardar ese registro como si de mi vida se tratase.
Me prometí a mi misma que nada más sonase el timbre de salida iba a reunir a Emma y a Tessa para que pudieran ver a que nos enfrentábamos. Y no voy a mentir. Tenía miedo.

By: TYR