•CAPÍTULO IX•

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-Noah-

Nada más sonar el timbre del almuerzo me dirigí rápidamente a mi taquilla, saqué mi bocadillo y el registro y me fuí sin mirar atrás a las mesas de fuera del instituto.

-Vale, ya tengo el registro de Rebecca, y realmente no vais a creeros lo que hay -abrí el registro y señalé el famoso apartado -antecedentes penales. Y eso que pensaba que era la única que los tenía -bromeé, por que sabía que era de las pocas que tenía antecedentes, pero realmente de mi boca no salió ninguna carcajada.
Emma y Tess debieron quedarse analizando la situación debido a que ni si quiera las saludé, pero despué de varios segundos asimilándolo se les desencajó la mandíbula.
Como he dicho, Rebecca Stones nunca hablaba con nadie y a nosotras nos costó años que nos dirigiera palabra.
Me senté entre las dos y empecé a nombrar todos los antecedentes -Estafa, tráfico de droga, agresión contra más de 4 personas menores de edad (Rebecca ya tenía 18) y lo último pero no menos importante, 17 años de reformatorio (que debería haber empezado a cumplir 3 días después de que muriese) por organizar, y apostar algunas veces con amaño, peleas ilegales.
Este último fué el que me sorprendió. Yo sabía como era ese mundo de las peleas, por que no voy a engañaros, necesitaba dinero y lo quería tener por mi misma. Les juré a mis padres que tenía un trabajo, que no quería su sucio dinero, y en realidad no lo tenía, no al menos lo que ellos considerarían un trabajo.

Desde de pequeña nunca he tenido grandes atributos con respecto a mi físico, aun que fuí criada y educada junto a puras mujeres a mi no me gustaba ese estilo de dama en apuros que nos enseñaban que teníamos que ser, me rebelé, me puse el tipo de ropa que nunca me permitieron ponerme, me corté el pelo tan corto como me gustó, cambié mi comprotamiento y toda esa suma hizo que la gente me llamase chico, tío, niño... Y nunca me molestó, nunca me avergonzó, así que me aproveché de mi aspecto y actitud para poder entrar en esas peleas, sabía que los tíos que ahí peleaban eran de todo menos cordiales. Hasta que un día, encontré la oportunidad perfecta de aprender a pelear al mismo nivel de los de ahí dentro.

*3 años atrás*
Estaba haciendo cola en el mejor bar que había en esta zona de puros pijos, la cola era interminable y las personas que allí estaban querían probar con ansias todas las bebidas habidas y por haber de alta gama de este bar. Yo solo quería una Cola-Cola zero.
Tenía puesta una sudadera y unos vaqueros largos que se me pegaban a las piernas haciendo ver que tenia unas piernas no muy grandes, ni tampoco tan pequeñas, diría que son perfectas. Yo sabía que la espera no iba a merecer la pena, y me quedaría allí una hora esperando para que me preguntasen que qué era una Coca-Cola así que me dirigí hacia la salida pero en el momento en el que comenzaba a girarme para largarme de aquel lugar lleno de muñecas de porcelana y hombres trajeados una mano me agarró el hombro, en ese momento agarré esa mano agena y pase por debajo de su brazo, retorciéndolo y haciendo que el dueño de esa mano soltase un grito acompañado de un gesto de dolor, y cuando me quise dar cuenta, no era más que un tío de aproximadamente 30 años o así. Sentí lástima y le solté la mano, en cuanto lo hicé, frotándose el hombro dijo -solo quería invitarte a algo, se que tú no quieres ese vino gourmet que parece tan lujoso, se te ve de lejos -creo que mi gesto de desaprobación fué claro porque el chico cambió su rostro a uno un poco más tímido, pero antes de que pudiese pronunciar mi última sentencia antes de que se fuera otra mano un poco más ancha se posó en el mismo hombro del cual ese desconocido me había agarrado.
Sin si quiera darme la vuelta dije con seguridad -Aparta esa mano asquerosa de mí antes de que te la arranque trozo a trozo.
Debió no gustarle porque me obligó a darme la vuelta y a mirarlo a los ojos, era un hombre que debía estar entre los 40 y los 50, era tan solo un poco má alto que yo pero se veía una diferencia, su pelo era gris canoso y engominado con estilo hacia atrás y me miraba con un rostro neutro, sin ninguna reacción ante mi comentario. Se limitaba a observarme con paciencia desde su traje negro con corbata gris y sus zapatos hechos a medida. Mi cara se volvió curiosa, levanté una ceja e intenté comprender que era lo que quería ese hombre.
Pareció leerme la mente por que se hacercó a mi y me dijo -Todos los aquí presente sabemos que eres la niñita perfecta y adorable de los Auking, y no te recomiendo que tu papaíto se entere del espectáculo que acabas de montar, pero tengo para ti el sitio perfecto para poder montar tu numerito sin riesgo a quedarte castigada.
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Desde entonces, ese hombre al que respondía como Pol, se convirtió en mi "entrenador", el me enseñó a como una buena defensa a veces era el mejor de los ataques, como a su vez me enseñó a que un ataque con estrategia era la mejor de las defensas.
El es como mi padre, nunca me trató mal, al revés, el se reía conmigo, y a pesar de las broncas que me metía sé que me apoyaba.

El mundo de las peleas no es fácil, siempre va a haber un Dios supremos que controle todo, lo sabía, había alguien que controlaba todo ese revuelo, pero su nombre nunca me hubiera cuadrado con el de Rebecca y sigue sin cuadrarme todavía.

Después de toda la sorpresa Emma se fué al baño y me quede con Tessa.
-¿Quién crees que pudo haber matado a Rebecca? - Dijo Tessa buscando una respuesta.-Eso si no fué un suicidio. Ni si quiera sabemos su autopsia todavía -ella se me quedó mirando como si estuviera barajando esa posibilidad y con duda dijo -Pero... ¿en tu casa?
Eso fué algo que me dejó patinando, no me había dado cuenta todavía de que yo era la única que tenia la llave de mi casa, y ni si quiera existe una copia.

Se me heló la sangre al pensar que alguien podría haber entrado en mi casa... Y esa nota debajo de su mano «Se lo buscó».
-Tessa... ¿¿recuerdas el día que la descubrí en mi casa?? -dije casi temblando por el pánico a recordar.-Si claro...¿por? -respiré hondo y le conté lo de la nota, lo de las peleas ilegales en las que participaba...
-¿Me estás diciendo esto de verdad?

Vi a Emma dirigiéndose hacia aquí demasiado contenta de lo que suele estar aún que se esforzaba para disimular. No sabe mentir.
-Chicaaas, me voy, mi hermano me dijo que mi padre vino a casa y vamos a preparar una cena familiar. No vemos luego.
Miro a Tessa esperando que ella también diese indicios de que le parece sospechoso, pero se limito a sonreir de lado.

Me dispuse a hacer un pequeño interrogatorio a Emma pero nada mas incorporarme para soltarle una de mis preguntas trampa, ella ya estaba de espaldas y a 5 metros de nosotras.

-Tess, creo que también es hora de que vaya a mi casa. Tenemos exámenes por un tubo.- Ella asintió como aprobación y se levantó a cojer su mochila. Yo hice lo mismo y nos dimos un abrazo largo como despedida.

En el camino a la parada del bus iba pensando en mil cosas, no me centré en una en concreto, las ideas pasaban por mi mente como rayos. Cuando quise darme cuenta, un zumbido en mi bolsillo trasero me despertó de mi nube de pensamientos, cojo el teléfono con pereza, es Harry, el hermano mayor de Emma.
-¿Qué pasó?- digo con desinterés.
-¡Rápido, vete al hospital del centro!- me lo dice sin aliento, como si... estuviera corriendo.
Cuelga y cambio la dirección de mis pasos, cada vez voy más rápido hasta que me encuentro corriendo por la avenida en dirección al hospital.
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Muchas gracias por todo el apollo al libro, nos hace mucha ilusión todo esto.
By: TYR

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⏰ Última actualización: Aug 05, 2019 ⏰

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