Mi corazón es tuyo; m.yg + ll.m + km.b

Epílogo

Intentó abrir los ojos, pero el intenso brillo que albergaba la sala hizo su intensión totalmente inútil. Luego de varios intentos parpadeando logró acostumbrarse al alumbrado del lugar.

Miró a los costados por él rabillo del ojo sin siquiera mover un músculo, después de darse cuenta que estaba sola y ese lugar no parecía ser ningún lugar que ella conociera, se incorporó rápidamente, como si hubiese despertado de una pesadilla, el ritmo de su respiración comenzaba a aumentar.

Del lugar resaltaba el tono blanco, a pesar de ser un color para tranquilizar a las personas a ella la alteraba más.

Escuchó él sonido que hace la perilla al girar indicando que alguien intenta abrir la puerta, sus ojos se dirigieron directamente al sitio en donde provenía ese ruido.

Visualizó con detenimiento el momento en el que se habría la puerta y de esta se asomaba una cabeza con cabellera castaña, era él chico que estuvo con ella cuando... ¿qué pasó?

La rubia se quedo más tranquila al reconocer el rostro de aquel chico, por lo cual ella le dedicó una sonrisa.

El castaño se empezó a acercar a paso lento y un poco dudoso, al estar más cerca, Lisa se percató de que además de que sus ojos de dicho muchacho estaban de un rojo carmesí, se podía visualizar círculos debajo de estos que se forman alrededor, casi siempre están relacionados con desvelos o mucho cansancio.

La rubia lo miraba con ojos de preocupación, definitivamente algo malo estaba pasando, tenía que ponerle fin a esta incógnita.

—BamBam, ¿qué pasa? ¿porque estoy aquí? -Lisa intentó buscar los ojos de su amigo, pero él parecía evitar que ella lo siguiera viendo de esa forma.

—Pranpriya ... - la rubia se dio cuenta rápidamente que algo serio estaba pasando, ya que solo la llamaba por su nombre real para ciertos asuntos. —¿Cómo te sientes?

Intentó no hacerle notar su preocupación y solo respondió —Kunpimook... -cogió las manos del chico, a lo que la reacción de este fue mirarla. -Me siento bien, ¿porqué estoy aquí? Dime que pasa, por favor.

Una lágrima cayó por la mejilla del castaño, tomó un largo suspiro y confesó todo lo que había sucedido, desde el desmayo de Lisa, hasta este mismo momento.

***

Lisa se acercó a la lápida del que alguna vez dijo que era el amor de su vida. En está se leía claramente el nombre de Min Yoon Gi. El silencio albergaba él lugar, todo lo que se escuchaba de ella eran sollozos, la rubia solo recordaba aquellos momentos que para ella, él, la hizo feliz.

Recordar su voz, su rostro. Recordar que nunca más volverá a escuchar de su propia boca decirle "te amo". Ella solo se lamentaba por haber hecho que él la amase tanto para dar su vida por ella, todo era culpa de Lalisa.

—Perdoname, Yoongi, perdoname... -las lágrimas de Lalisa inundaban su pequeño rostro, con una mano tocaba su pecho y con la otra acariciaba el altar de marbol.

Lalisa sintió como alguien detrás de ella la rodeaba con sus brazos, ignoró tal acto, nada podría parar su sufrimiento.