Capítulo 1.

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-¡Que tenga un viaje agradable, señorita Min Gi!-Sonrió la uniformada de azul mostrando todos sus perfectos y brillantes dientes mientras que me extendía mi pasaporte con inocencia.

-Gracias- balbuceé y le devolví la sonrisa sin ganas.

No sabía si era por mis inmensos nervios que revolvían mi estómago o porque la falsedad de su sonrisa me causó disgusto, pero sin notarlo; arrugué la nariz, tomé el pasaporte con brutalidad y caminé hacia la fila arrastrando mi valija y mi bolso de grandes toneladas de manera casi dramática.

No vi la cara de la muchacha, pero supuse que su bonita sonrisa no resistió mi explosiva presencia. Oops.

No quiero ser malinterpretada, no siento celos por su hermosa figura o sus brillantes ojos.

Ni un poco de rencor por esa sonrisa salida de un anuncio de dentífrico.

 Y ni hablar de su largo y bien cuidado cabello rubio, que se notaba a distancia que era teñido (¿O solo mis ojos perfeccionistas lo notaron?)

¿A quién quieres engañar mujer? bien sabes que tú ya dejaste esas cosas, niña inmadura.

Suspiré y luego caí en lo melodramática que estaba siendo.

Sacudí mi cabeza de forma infantil para alejar mis pensamientos negativos.

Agh, llegué a hasta aquí decidida en cambiar mi forma de ser. ¿Puedes dejar de ser tan rara y estúpida, Min Gi?

***

Comencé a mover mi cabello castaño para distraerme y dejar de observar el brillante y redondo trasero que poseía el muchacho delante de mi en la fila de mi avión con destino a Seúl-Corea.
¡Demonios! ¿Acaso ese hombre era una especie de reencarnación de un Semi-Dios? Benditos sean los padres de esa criatura por no haber utilizado protección aquella noche.

No me malinterpreten por segunda vez; no soy una especie de pervertida o algo así...

Mi abuela siempre decía: "La belleza existe para ser admirada..."
Y yo no la desperdiciaba, ¡claro que no!

-¿Pasaporte, señorita?- Dijo un anciano a mi lado que hizo que salga de mis pensamientos.
Extendí con amabilidad mi pasaporte, lo tomó; lo miró (Digamos que lo hizo) y me lo devolvió con cara de pocos amigos.

-Buen viaje, señorita Min Gi-
Extendió el brazo para que suba y pude leer en sus ojos algo como: "Si se apura no me molestaría; realmente quiero llegar a casa a almorzar".
Sonreí, no por cordialidad, si no porque me imaginé un mundo donde las personas digan lo que piensan sin temerle a las consecuencias. Sería divertido.

Subí al avión y por un momento-no tan corto-pensé que debía bajar, ¿Qué hacía yo allí? Realmente temía esconderme más, pero ¿Realmente quería volver a Corea? ¿Era la mejor opción? ¿Y si ésto era todo un fracaso?

Creo que debo bajar...

Demasiado tarde.
Ya estaba sentada al lado de un señor que ocupaba todo su asiento y hasta un poco del mío.

Mierda.

***

¡Nuevo record!, no hice ni dije alguna estupidez en los 40 minutos que había permanecido allí sentada.

Sonreí, realmente comenzaba a pensar que ese viaje no sería tan desastroso al final...

Una rápida imagen de la tierna y amplia sonrisa de mi amado se proyectó en mi mente.

Ty...

Encontrarme a mi misma otra vez y comenzar desde cero.

Suspiré de forma que hasta yo creí muy dramática, me acomodé en el bullicioso e incómodo asiento y mis ojos se cerraron sin notarlo.

***

-Disculpe, ¡señorita!- Un cuerpo uniformado de color azul y chillona voz se hacían presentes en mi campo de visión y sonido- Disculpe...

¿Quién es ésta? Pensé ¿Ya me secuestraron? Bueno, ya me van a devolver cuando me despierte...

Me quejé y me acomodé, con intenciones de dormir de nuevo.

-¿Señorita? ¿Está usted despierta?- Expresó con preocupación y tocó mi hombro con suavidad para que abra los ojos y reaccione. Lo logró.

-¿Eh?

-Que bueno que se despertó- sonrió ampliamente de forma muy sincera, cosa que me sorprendió-Ya llegamos a Seúl.

-Ah...-Me levanté del asiento de la forma más varonil jamás vista y saqué la baba seca que presentía tener al rededor de mi boca- Muchas gracias- Hice una reverencia y me apresuré a salir.

Tomé mi equipaje, pasé por unos papeleos y por fin...

¡Corea!

Era tan hermoso, tan alegre y nostálgica, tal y como recordaba.
Era raro no ver tantas personas con cámaras cegadoras allí.

Respiré ondo, cerré los ojos y sentí.
El aire puro en mis pulmones y el caminar de las personas; que Ty solía llamar  "Gente muy ocupada para ver lo maravilloso que es el mundo".

Sonreí de manera instantánea.
¿Sonrisa de enamorado? Así lo llamaba la gente, ¿No?

Idioteces...

Tomé mis cosas decidida a emprender mi viaje extraño.

Solo di unos insignificantes pasos cuando recordé que no tenía ni la más mínima idea de hacia donde debía caminar.
Solo compré el pasaje de forma impulsiva, jamás ideé un plan y apenas había tomado algo de dinero.

Santa Ramona misericordiosa.

Rápidamente abrí mi bolso y comencé a buscar con desesperación mi celular...

Jesús y la Virgen.

-¡¡No está mi celular!!-grité haciendo  el menor caso de que me encontraba en la calle.

Me desesperé y comencé a inspeccionar todo a mi alcance.
Lancé al suelo lo que había en mi equipaje, sí; en medio de la calle, y sí; mi ropa interior también estaba allí...

La gente miraba y no me importaba ni en lo más mínimo.
¡Yo solo quería mi celular!

Inútil, no lo traes contigo; ¿Cuán idiota puedes llegar a ser, Min Gi?

...

-¡¡¡Me lleva el maldito diablo!!!-

¿Vergüenza? ¿Y eso?

Secret~BTS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora