Capítulo 2.

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Luego de gritar y maldecir en voz alta frente a todos en Seúl, comencé a guardar mis cosas de nuevo a donde pertenecían.

Recompuse la postura y opté por preguntar a todas las personas que se cruzaban si tenían conocimiento sobre  algún hotel cercano y barato.

Inútil.

La gente pasaba de mí como si fuera una especie de alienígena o estuviese hablando en un idioma nunca antes visto por el hombre.

Entiendo que mis rasgos no eran precisamente asiáticos, pero vamos, ¡No voy a morderte! Era una bella dama en apuros.¡¿Nadie lee los libros de "...y vivieron felices por siempre" en estos días?!

Tomé mis cosas enfadada con el mundo en general y caminé recto ¿Hacia dónde me dirigía? No tenia ni la más mínima idea, pero a algún lado iba a llegar.

***

Y allí estaba yo.

Sola, perdida, sin móvil y con escaso dinero; arrastrando el pesado equipaje con todas sus fuerzas-que eran pocas- con cansancio.

-Jesús, dame un milagro...- dije mirando hacia el cielo con un puchero de niña de preescolar.

Al ver que no había respuesta, miré mis pies, haciendo que baje mi cabeza de manera abrupta y largue un lloriqueo bastante infantil.

***

Aunque me costó distinguirlo; ahí estaba...

¿Destino? supongo que lo es...

Frente a mi se encontraba el inolvidable trasero del muchacho delante de mí en la fila esta mañana.

Regresé mi mirada al vasto cielo celeste.

-No hablaba de ese tipo de milagro, señor- sonreí- pero gracias por el intento-.

***

Creí que iba a derretirme.

El Sol quemaba mi-ya demasiada a mi gusto- morena piel y odiaba eso.

Aunque mi ropa no era algo que me causara problemas; mis tacones blancos se negaban a ayudarme.

-Maldición- dije entre dientes mientras empujaba con fuerza mi equipaje- si la persona que inventó los tacos estuviera aquí. Podría jurar que le metería una bien dada que nunca olv...-

Una mano tomó mi hombro con tanta  brutalidad que provocó un pequeño brinco en mi lugar.

Ya valí.

-Disculpe,-pronunció una voz ronca a mis espaldas, obligándome a voltear para ver su rostro.

Un hombre muy alto-de una cabeza más que yo y cuerpo ligeramente robusto- yacía frente a mi, con esos clichés trajes negros y lentes de sol, con un inexpresivo rostro que desafiaba a mis agallas.

-¿U-Usted es?-expresé con dificultad, odiándome por mostrar tal debilidad al tartamudear ¡¿Dónde están tus agallas, mujer?!

-Eso no importa- Balbuceó casi sobre mis palabras, como si me leyera la mente como un guion de película.

Lo miré entre la confusión, el pánico y la curiosidad.

-Necesito que me acompañe- dijo casi con desesperación.

Lo miré atónita.

¿Qué?

Pareció leerme de nuevo, y suspiró con enfado para luego abrir la boca y explicar la extraña situación en la que me encontraba.

-Mi jefe, el jefe de la compañía...-Mis ritmo cardíaco se aceleró-...necesita que usted va...-

No dejé que terminara, y con confianza y rapidez; solté las cosas que podían evitarme ir rápido; y salí a correr.

Secret~BTS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora