• ห้า •

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Sería mentirse a si mismo si YuGyeom dijera que no llegó a pensar, aunque haya sido fugazmente, que algo entre él y BamBam cambiaría después de aquella inesperada visita.

No pasó, claro está.

A fin de cuentas, él fue quien lo decidió así.

Sería mejor así.

YuGyeom había dejado de pertenecer al mundo de BamBam desde hace un tiempo. Aunque BamBam aún perteneciera al suyo.

  — YuGyeom, pásame la tarea de álgebra.

  — No.

El chico alzó una ceja.

  — ¿Qué dijiste?

  — Aunque lo intimides no te la va a pasar, mejor déjalo.

YuGyeom alza la mirada de su teléfono. No pudo evitar sorprenderse al ver a BamBam junto a su mesa.

  — Yo te la paso, soy bueno en los números. — dice BamBam, guiñándole un ojo al rubio.

  — Y en otras cosas también ¿verdad?

YuGyeom baja de nuevo la mirada luego de que el chico sujetara a BamBam de la cintura y se lo llevara a su mesa.

El profesor de inglés entra al salón de clases, los alumnos tomaron lugar en sus respectivos asientos.

El humor de YuGyeom mejora un poco, luego de que BamBam lo mirara por unos segundos. Le devuelve la disimulada sonrisa para después prestar atención al frente.

  — ¡BamBam! ¿Vamos a casa de Sehun? Sus padres no están.

  — No me siento muy bien, Baek. Será para la próxima.

Algo confundido, el castaño se encoge de hombros y le da la espalda al tailandés para irse.

BamBam se deja caer en el césped del solitario patio trasero, el cual muy pocos visitan debido a lo lejos que está del edificio principal. Pero a BamBam le gusta.

Silencioso y relajante. Sin murmuros o risitas burlonas.

Además, es capaz de ver al pelinegro que siempre se recuesta en la grada, mirarlo sin necesidad de disimular o esconderlo de sus "amigos".

BamBam suspira, ya que su objetivo no se encuentra donde siempre.

Justo cuando se cansa de esperarlo y decide irse, el ruido del césped siendo pisado lo hace girarse antes de ponerse de pie.

  — Sólo quería darte las gracias por alejar a tu amigo de mí. Quizá no lo hiciste con el afán de defenderme, pero aún así me sentí con la necesidad de darte las gracias.

BamBam no dice nada, se limita a ver desde el suelo la alta figura del chico frente a él.

YuGyeom se mantiene ahí un instante, esperando que BamBam dijera o hicieran algo.

No lo hace, así que YuGyeom se da la vuelta para marcharse.

  — ¡N- no fue nada! — se apresura a decir BamBam. YuGyeom se gira de nuevo.

Ambos se quedan en silencio otra vez, mirándose a los ojos.

YuGyeom sonríe suavemente, asiente y se marcha.

BamBam se levanta con prisa del césped, teniendo una fuerte sensación de querer ir tras él.

Pero no lo hace.

Se queda de pie, viéndolo alejarse cada vez más, hasta perderlo de vista.

BamBam suspira, recostándose de nuevo en el césped. Cierra sus ojos, intentado apaciguar el sentimiento de tristeza que se había instalado en su pecho.

La cálida sonrisa de YuGyeom se mantuvo en su mente, como un recuerdo preciado.

¿Cuánto había pasado desde la última vez que vio directamente a los ojos de YuGyeom por tanto tiempo?

Mucho, sin duda.

Aquel instante lo había hecho sentir pleno, pero vacío al mismo tiempo.

Era consciente de que YuGyeom le hacía falta, pero no sentía que le hiciera falta a él.

"YuGyeom no necesita a alguien como yo." Piensa BamBam.

Habían pasado ya casi tres años desde que su relación con YuGyeom se rompió. Él ha cambiado y sin duda YuGyeom también.


  — YuGyeom … ¿Volverás a sonreírme así alguna vez? — murmura BamBam, mirando hacia el nublado cielo.

Desde hace un buen tiempo, BamBam se convenció a sí mismo de que sus vidas estarían mejor separadas.

Bad Reputation • YugBamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora